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Impulso continuo a emprendedoras



JUEVES POLÍTICO


Jueves 16 de Enero de 2025 7:51 am


UNA cantidad importante de foros, talleres y eventos en general que buscaban impulsar el crecimiento de las mujeres emprendedoras en el estado, se llevó a cabo el año pasado, dejando la vara alta para lo que las colimenses esperan este 2025.

No es para menos que un enfoque que prioriza en ciertos rubros a las mujeres permee las actividades que se realizan, en un estado liderado por una gobernadora y cuatro alcaldesas que abiertamente asumen la responsabilidad de manera conjunta para combatir la brecha de género.

Para hacerlo, es importante promover el emprendimiento femenino; sin embargo, no solo beneficia a las mujeres en el ámbito económico. Al crear sus propios negocios, generan empleos y contribuyendo al desarrollo de su entorno, marcando la pauta al mismo tiempo para que más colimenses vean en el emprendimiento un campo fértil para alcanzar el éxito profesional sin renunciar a sus aspiraciones.

Entre las actividades que se efectuaron el año pasado relacionadas a este tema, se encuentran la Feria de Mujeres Emprendedoras de Villa de Álvarez, los programas MujerEs Posible y Mujeres Trabajando, entre muchas otras charlas, cursos y apoyos. Como resultado, el panorama empresarial a nivel estatal abonó a lograr un avance crucial en la lucha por la igualdad de género y la independencia económica; la buena respuesta a estas iniciativas demostró que las mujeres emprendedoras en Colima están dispuestas a desafiar estereotipos y liderar diversos sectores.

Este año, la Asociación Mexicana de Mujeres Empresarias del Estado de Colima (AMMEEC) invitó a las mujeres colimenses mediante una convocatoria a participar en Programa Despega Emprendedora 2025, que se llevará a cabo del 29 de enero al 28 de febrero. Esto con la finalidad de ayudarlas a fortalecer su negocio y sentar las bases para un crecimiento sostenible y exitoso. Aunque ya concluyó el periodo de registro, seguramente será una de muchas oportunidades que durante este año se brindarán a las emprendedoras, pues la encomienda de este año será dar continuidad a estos estímulos, pues los desafíos persisten.

Además de lo difícil que resulta conseguir patrocinios, préstamos y capital en general, es pertinente tomar en cuenta que una importante cantidad de mujeres emprendedoras son madres, lo que implica que deben equilibrar las demandas de su negocio con las responsabilidades del hogar. Esta doble carga genera el riesgo de limitar sus oportunidades de crecimiento. En México, 40 por ciento de las emprendedoras son madres de familia. Colima es la entidad con una mayor tasa de participación económica de las mismas, con 51 por ciento, según cifras del Inegi.

En la actualidad, el panorama laboral en el país para la población femenina ha mejorado significativamente, pero eso no significa que se pueda dormir sobre laureles. Que los distintos niveles de Gobierno promuevan la independencia económica es fundamental para garantizar la igualdad de género. Al emprender, las mujeres no solo generan ingresos para sus familias, también fortalecen su autoestima y alimentan sus aspiraciones laborales.

Este tema no podría terminar sin antes recordar que el emprendimiento femenino no es solo un asunto de mujeres, es un tema que concierne a la sociedad en general, pues el crecimiento económico de un país depende de la participación activa de toda la ciudadanía.

 

Depresión en mujeres

 

LA depresión, una de las enfermedades más prevalentes y menos comprendidas de nuestra época, afecta de manera desproporcionada a las mujeres. Según la OMS, en ocasión del Día Mundial de la Lucha contra la Depresión que se celebra cada 13 de enero, ellas tienen el 50 por ciento más de probabilidades de padecer este trastorno que los hombres, una realidad que no solo responde a factores biológicos y hormonales, también a un sistema social que exacerba su vulnerabilidad.

En México, 3.6 millones de adultos padecen depresión, con el 1 por ciento de los casos clasificados como severos. Las estadísticas del Inegi muestran un incremento sostenido en las tasas nacionales de depresión, de 66.96 casos por cada 100 mil habitantes en 2020 a 102.46 en 2022. Colima sobresale con cifras aún más altas, alcanzando 162.40 casos por cada 100 mil habitantes en 2022.

El periodo entre los 15 y los 30 años, que debería ser una etapa de descubrimientos y crecimiento, se convierte para muchas en una lucha constante contra la tristeza, el agotamiento emocional y la falta de sentido.

El peso de la depresión en las mujeres no puede desligarse de los roles de género que la sociedad les impone. Desde edades tempranas, las niñas y adolescentes son socializadas para ser cuidadoras, complacientes y emocionalmente disponibles para los demás, pero rara vez se les enseña a cuidar de sí mismas. Este mandato cultural se intensifica en la adultez, cuando las mujeres enfrentan una doble carga: la de las responsabilidades domésticas y laborales, muchas veces sin el apoyo necesario de sus parejas, familias o entornos laborales.

En este contexto, el embarazo y el postparto representan momentos críticos. Más del 10 por ciento de las mujeres en estas etapas experimentan depresión, un problema que no solo afecta a las madres, también al desarrollo emocional y físico de sus hijos. Sin embargo, el acceso a servicios de salud mental sigue siendo limitado, especialmente para las mujeres de sectores vulnerables.

Si bien las diferencias hormonales y cerebrales explican en parte la mayor vulnerabilidad de las mujeres a la depresión, no se puede ignorar que estas interacciones biológicas se ven amplificadas por la desigualdad estructural. El estrés crónico derivado de la violencia de género, la discriminación laboral, la sobrecarga doméstica y la falta de autonomía económica coloca a las mujeres en una posición de desventaja frente a los hombres.

Además, la atención médica no siempre responde a las necesidades específicas de las mujeres. La medicalización excesiva, combinada con la falta de una perspectiva de género en la salud mental, perpetúa un enfoque limitado que trata los síntomas, pero rara vez aborda las raíces sociales del problema.

La educación en igualdad de género desde la infancia, la promoción de redes de apoyo para mujeres, la creación de políticas públicas que reduzcan la carga de cuidados y el acceso universal a servicios de salud mental con enfoque de género son pasos indispensables para enfrentar esta crisis.

La lucha contra la depresión es también una lucha por la igualdad. Reconocerlo es el primer paso para transformar un sistema que, al ignorar las causas profundas de este trastorno, perpetúa el dolor de millones de mujeres.

 

Todas contra el SOP

 

A pesar de su alta prevalencia, el Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP) en muchas ocasiones pasa desapercibido o se diagnostica erróneamente en México. Dicha situación refleja una combinación de factores que incluyen la falta de información, los estigmas culturales, la desigualdad en el acceso a la atención médica especializada y las limitaciones en la formación de algunos profesionales de la salud.

Pero ¿sabemos qué es el SOP? El SOP es una de las alteraciones hormonales más comunes en mujeres en edad reproductiva, y se estima que afecta entre 21 y 22 por ciento de las mujeres mexicanas, y sus síntomas suelen ser irregularidades menstruales, exceso de vello corporal, acné persistente, alopecia y dificultad para concebir, que a menudo son atribuidos a otras causas o desestimados como problemas menores. Esta falta de comprensión puede llevar a años de diagnósticos equivocados o tratamientos parciales que no abordan la causa subyacente.

En México, uno de los principales obstáculos para un diagnóstico adecuado es la escasa información disponible para las mujeres sobre esta condición, ya que muchas desconocen qué es el SOP, cuáles son sus síntomas y cómo puede afectar su salud general, incluida la posibilidad de desarrollar complicaciones como diabetes tipo 2, hipertensión, apnea del sueño y depresión, y es que esto se ve agravado por estigmas sociales que dificultan hablar abiertamente de problemas menstruales o relacionados con la fertilidad.

Es sumamente importante que los profesionales de la salud reciban una formación adecuada y actualizada sobre el SOP, incluyendo no solo su diagnóstico y tratamiento, también un enfoque más empático hacia las pacientes, que a menudo se sienten desatendidas o incomprendidas al respecto; por lo que resulta esencial que los médicos sepan identificar la condición a tiempo y ofrecer opciones personalizadas que incluyan cambios en el estilo de vida, terapias hormonales y apoyo psicológico cuando sea necesario.

La educación sobre el SOP debe ser una prioridad para reducir el impacto de esta condición en millones de mujeres, mejorar su calidad de vida y garantizar que reciban el tratamiento que necesitan sin retrasos ni prejuicios.

Por lo que, para reducir el impacto del SOP es fundamental que la población en general reciba información clara y accesible sobre qué es, cuáles son sus síntomas y cómo afecta a la salud, así como la implementación de campañas de concienciación dirigidas a comunidades, instituciones educativas y plataformas digitales pueden ayudar y animar a las mujeres a buscar atención médica sin temor a ser estigmatizadas o ignoradas, de igual manera es importante sensibilizar a familiares y amigos, ya que contar con una red de apoyo puede facilitar el proceso de diagnóstico y tratamiento.