Palabras y hechos
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JOSÉ LUIS NEGRETE ÁVALOS
Jueves 13 de Febrero de 2025 7:55 am
EL Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2025–2030 es una herramienta fundamental para el Estado mexicano, un compendio de directrices que indican el rumbo del Gobierno en turno y de los ejes generales y transversales que definen esas directrices en la búsqueda del crecimiento de distintas áreas y rubros a favor de la sociedad. El referido plan de desarrollo se orienta a partir de cuatro ejes generales, y tres ejes transversales en el intento de establecer, como ya se mencionó, un rumbo exacto. En dichos ejes se consolidan aspectos puntualmente descritos por la administración pública federal, de acuerdo a especificaciones y reflexiones dadas hacia diferentes temáticas y asuntos que pueden ser considerados relevantes. Con respecto al PND 2025-2030, los ejes generales y transversales están orientados, por ejemplo, hacia las mujeres y su protección o al caso de las comunidades indígenas y afroamericanas, donde las consideraciones hacia estos grupos están señaladas de manera visible. Además, se fortalece el propósito de estos puntos a favor de sus entornos. Se encuentra también el caso de las personas con discapacidad, o grupos prioritarios, que igualmente han luchado con insistencia, no solo con la intención de hacer valer sus Derechos Humanos, sino de establecer en la sociedad en la que viven una participación concreta, por medio de elementos primordiales como es la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que respalda el deber de los Estados por hacer valer esos derechos. El cuestionamiento directo que aparece al observar el documento es: ¿las personas con discapacidad están respaldadas adecuadamente por el PND? La respuesta que puede surgir inmediata de es preferentemente sobre el rumbo que toman precisamente los ejes generales y transversales del mismo, al especificar solo algunos grupos poblacionales, y clasificar directamente sobre el desarrollo social y el fortalecimiento de las pensiones del bienestar, donde de manera implícita están incluidas las personas en condición de discapacidad. En ese sentido, puede determinarse que la respuesta sobre si existe un respaldo adecuado, puede tener implicaciones no tan claras, puesto que el propio grupo poblacional insiste en la necesidad de observar detenidamente la construcción de consultas que afirman realmente los hechos del día a día de una persona en condición de discapacidad.
Sin embargo, la realidad vuelve a superar las aspiraciones, y lo que pueda plantearse dentro o fuera de cualquier documento siempre está y cada vez más claro: el efecto de los hechos sobre las palabras. Solo el factor del tiempo determinará qué tanto fue hecho y qué tanto fue palabra en lo descrito en el PND para las personas con discapacidad.