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Mejoras que no llegan



EDITORIAL


Miércoles 19 de Febrero de 2025 8:20 am


CUANDO se informó sobre el aumento del 50 por ciento a la tarifa al transporte público en junio de 2024, también se mencionaron áreas de oportunidad con la promesa de mejorar sobre la marcha.

La misma semana que se acordó el aumento, el Sistema Integral de Transporte de Colima se comprometió con las y los colimenses a mejorar el servicio. Los puntos urgentes en ese convenio fueron cumplir al 100 por ciento con el servicio en rutas, frecuencias y horarios, rehabilitar y dar mantenimiento a las unidades, además de realizar revisiones técnico-mecánicas y documentales de manera frecuente, mientras se buscaba cambiar gradualmente las unidades actuales por vehículos más modernos y seguros.

Si se realiza, como ejercicio rápido, un check list con estos puntos con base en la situación actual en la que se encuentra el sistema de transporte, pocas casillas podrían marcarse, lo que resulta lamentable, tomando en cuenta también que el compromiso era a corto plazo, durante los 4 meses próximos, es decir, antes de terminar el año.

Aunque estos puntos no se han visto reflejados en el servicio a nivel estatal, los usuarios llevan casi 8 meses pagando 12 pesos por el pasaje en la zona conurbada, y 13 en Manzanillo.

Se prometió por parte del Sistema Integral del Transporte, cumplimiento de un horario y renovación de unidades para agosto, cuando los estudiantes, mismos que representan un gran porcentaje de sus usuarios, regresarán a clases, con el inicio del ciclo escolar. Evidentemente, tampoco pasó como se tenía planeado.

Mientras tanto, las afectaciones económicas a las familias colimenses que hacen uso del transporte son significativas, los retrasos del mismo y las pésimas condiciones de las unidades generan pérdidas de tiempo e inconformidad en la ciudadanía, ya sea por llegar tarde al trabajo o por tener que recurrir a opciones de transporte más costosas, como los servicios de transporte por aplicación.

Si el transporte público es deficiente, en cierto nivel, la productividad y calidad de vida de sus habitantes se ve también lastimada.

La exigencia de las mejoras acordadas no ha parado desde entonces. Y aunque las y los colimenses comprenden que las deficiencias que por años han permeado el servicio no desaparecerán de la noche a la mañana, lo que sí esperaban, y siguen esperando, es un cambio al menos gradual y dentro de sus posibilidades, como un mejor comportamiento por parte de los choferes, quienes, según usuarios entrevistados por Diario de Colima, hacen cambios bruscos de velocidad y consideran escaso tiempo durante el ascenso y descenso.

Las promesas han sido constantes desde junio a la fecha, pero a los pasajeros ya no les interesa eso, sino hechos que consoliden ese ganar-ganar del que tanto se habló cuando aumentó la tarifa.