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VALIJA DIPLOMÁTICA



CHRISTIAN GALINDO

Atardecer global


Jueves 13 de Marzo de 2025 8:13 am


Los finales de una era por lo general son dolorosos, se dan en medio de crisis, guerras y caos social. El fin del status quo que acontece alrededor del mundo en la actualidad y producto de la ascensión de Donald Trump como presidente de EUA, tiene como origen la necesidad de modificar el modelo eco-socio-político global.

El desorden mundial está presente en casi todas las regiones del planeta. Es imposible no verlo. No hay rincón del mundo en este momento que no esté enfrentando un desafío mayúsculo derivado de las malas decisiones de sus gobernantes.

El modelo liberador que se propagó a finales del siglo XX y principios del XXI, así como los diversos modelos de gobernabilidad democrática que se buscaba instaurar en los más de 190 países, tuvo efectos negativos y los estamos padeciendo en este momento.

Las múltiples crisis que se mantienen vigentes de cara a 2030 no son más que recordatorios de la transformación social del mundo contemporáneo. Los modelos del pasado y los paradigmas tradicionales han envejecido ya su vez surgieron otras formas y enfoques creando nuevos actores.

Seguramente la segunda llegada de Donald Trump a la Casa Blanca signifique el fin de la hegemonía transversal que gobernó por décadas las ecuaciones geoestratégicas de ese orden mundial que agoniza.

La furia de un presidente por recuperar el destello político y económico que alguna vez representó su país, evidencia cuán difícil puede ser luchar contra el viento de la multipolaridad avasallante.

El mundo observa que el modelo de la unificación europea no es viable para replicarse en otras regiones, incluso, hemos sido testigos de las dificultades que ha tenido la Unión para mantenerse viva en una sola pieza. Desde el descalabro del Brexit, la Unión Europea se percibe debilitada.

El modelo democrático estadounidense que buscaba consolidarse en América Latina y en otros países del mundo tampoco prosperó debido a inconsistencias estructurales, además que en el mismo país hay desafíos relevantes como la falta de transparencia, abuso de poder y prácticas corporativistas.

Por otro lado, el modelo socialista chino tiene matices extremos respecto a los otros dos modelos, aunque el socialismo chino no pretende expandirse por el resto del mundo, es necesario analizar su impacto en el resto de las regiones, sobre todo en el Sudeste asiático.

La mayoría de los sistemas de gobierno atraviesan su peor momento, ninguna sociedad de ningún país está conforme con los resultados de gobernabilidad. La exigencia no es menor, comparable a lo que sus ciudadanos paganos por mantener sistemas políticos activos, aunque estos sean obsoletos, corruptos e ineficaces.