Ética y responsabilidad

AGUSTÍN BENÍTEZ OCHOA
Miércoles 19 de Marzo de 2025 11:41 am
EL terrible caso descubierto en Teuchitlán, Jalisco, ha venido a confirmar la gravísima situación de tragedia e inseguridad que se vive en algunas regiones del país. Asimismo, ha generado también una serie de especulaciones y delirios que a nadie convienen; bueno, salvo a los buitres políticos y supuestos informadores al servicio de los líderes de la oposición (suponiendo que todavía existe y no se ha transformado en una pandilla de truhanes) que están disfrutando de un auténtico agasajo de carroña, haciendo a un lado ya no su ética profesional, la cual nadie puede asegurar que existe, sino la mínima responsabilidad que deberían tener con la sociedad mexicana. Esto viene a colación por el descaro y la impudicia con la que tratan una situación tan dolorosa para miles de personas afectadas. Porque su cinismo es descaro absoluto; el dolor y la desesperación de las víctimas los transforman en armas para atacar y calumniar, mentir, exagerar, pero sobre todo, provocar y tratar de convertir el muy justificado dolor humano en mercancía, en mensajes cargados de vituperios, en víboras de ignominia. Porque eso es lucrar con el dolor de perder a un hijo, por tristísimo ejemplo. Para que sea posible realizar un análisis objetivo y racional de la terrible situación destapada en Teuchitlán, pero existente en quién sabe cuántos lugares del país, es necesario contar con elementos científicamente demostrables, verosímiles, obtenidos con honestidad y trabajo efectivo. No se valen verdades históricas ni mágicas desapariciones y transformaciones de cuerpos en partículas volátiles en cuestión de minutos. La presidenta de México ha ordenado a la Fiscalía General de la República una verdadera investigación de la cual podrán obtenerse conclusiones para delimitar responsabilidades y castigar en la medida que las leyes indiquen a los responsables de una más, una de las peores, según se ha dicho, tragedias de muertes y desapariciones. Pero para conocer la auténtica magnitud del crimen y sus responsables es indispensable tener los elementos necesarios y suficientes. Las fiebres provocadas por los delirios de la ambición política no son ni necesarias ni suficientes; estorban, distraen, ensombrecen la realidad y contagian la calumnia. Son viles rémoras de la mendacidad. La unión de políticos opositores con comerciantes de conciencias, poseedores de riquezas capaces de comprar ánimas y voluntades, no son requeridas en esta doliente situación. La presidenta del país ha demostrado ser una persona honesta y capaz, y como tal, dio la instrucción para conocer la realidad en toda su magnitud. Lo menos que puede hacerse es esperar los resultados de la investigación de la FGR, prometidos para este miércoles, y exigir, eso sí, con toda la fuerza ciudadana, la aplicación del riguroso e incuestionable castigo para los responsables de los crímenes cometidos, los que sean que se hayan perpetrado. Sin piedad y sin excepciones. Sean los responsables del partido político que fueran. Sean nombres de funcionarios, políticos, empresarios, responsables materiales o intelectuales, esta vez debería existir un castigo ejemplar y siempre de acuerdo con los preceptos legales. Otra vez: sin delirios, pero sin excepciones.