CRECIMIENTO EMOCIONAL

RUTH HOLTZ*
Deseo y poder en relaciones de pareja
Viernes 21 de Marzo de 2025 8:42 am
ES toda relación se da cierto juego de poder. En la medida en que se logra ese bienaventurado acoplamiento, esa sintonía de dos poderes, el de cada uno, la relación deja de ser un juego de poder. Esa es una conquista que lleva tiempo. Por lo demás, los seres humanos, en tanto tenemos poder, poder de ser lo que nos dé la gana ser, poder de elegir y de influir en el otro, podemos dar más lugar a los juegos de poder que a los juegos del amor. El peligro es que allí donde hay juegos de poder, el amor puede morir. El poder es una fuerza positiva que representa nuestro querer unificado proyectable hacia fines. Esto quiere decir que somos poderosos en tanto manifestamos nuestra voluntad al transformar el mundo. Ahora bien, de forma peculiar cada cual usa o abuso de esa fuerza para manipular el querer del otro, para imponer al otro un rol complementario al suyo, para dominar así la dinámica de la relación. En tanto imponemos nuestras fantasías en el otro, en tanto le exigimos que responda como un ser amoroso a nuestro deseo y el cómo logramos que el otro asuma estas expectativas nuestras, es la medida en la que ejercemos el poder para coaccionar a nuestra pareja para que sea como queremos. Entonces, no la estamos queriendo como es (lo que representa el verdadero amor), sino que la usamos para que reflexione lo que nosotros queremos ser para ella. El poder no es sino el ser dueños de nosotros mismos. Para ser dueños de nosotros mismos necesitamos de la mediación de los demás. Y justo allí empiezan los juegos de poder. Sobre todo cuando nos hemos acostumbrado a ser lo que queremos a partir de lograr que los demás sean lo que nosotros hemos inventado que sean en ese proyecto de vida que nos hemos construido como ideal de nuestra vida. En una relación de pareja, si nuestros deseos van a coincidir, si “tú vas a ser lo que yo deseo” o “yo voy a ser lo que tú deseas”, debemos ponernos de acuerdo. Si mi deseo es deseo del otro y necesito su consentimiento, dado que el otro tiene también su propio deseo, entonces el acuerdo resulta conflictivo y puede dar origen a juegos de poder. Pero si estamos dispuestos a que cada quien asuma su parte ya hacernos conscientes cada vez más de aquellas áreas en las que resultamos “cómplices” y ocupamos de la parte que nos toca con mayor responsabilidad, es posible que hagamos a un lado los juegos de poder y dejemos espacio para que el amor crezca. *Psicoterapeuta 312 330 72 54 / 312 154 19 40