INNOVEMOS ALGO ¡YA!

MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA
Invisibles y presentes
Miércoles 26 de Marzo de 2025 10:03 am
EXISTEN ausencias que marcan nuestra vida sin que tengamos
consciencia de ellas, silencios que nos habitan, vacíos inexplicables. ¿Has
sentido alguna vez que algo falta, aunque aparentemente lo tengas todo? ¿Te has
preguntado por qué esa sensación persistente de soledad? La ciencia médica ha confirmado un fenómeno natural:
aproximadamente, uno de cada cinco embarazos comienza siendo múltiple, pero uno
de los embriones no continúa su desarrollo más allá de las primeras semanas. Se
desvanece silenciosamente, reabsorbido por el útero materno. Es lo que se
conoce como el “gemelo evanescente”, un proceso que ocurre en lo profundo del
misterio de la creación, sin que exista culpabilidad alguna. Lo asombroso es cómo este acontecimiento puede dejar una
huella profunda en nuestra psique. La ausencia de ese compañero primordial, con
quien compartimos los primeros latidos de existencia, puede manifestarse en
patrones de comportamiento que nos acompañan toda la vida. ¿Te has encontrado
buscando constantemente una conexión profunda con otros? ¿Sientes un vacío
inexplicable que ninguna relación parece llenar? ¿Te descubres utilizando el
“nosotros” cuando hablas de ti mismo? ¿Notas cierta tendencia a mantener
dualidades en tu vida? Estos podrían ser susurros de esa primera pérdida, tan
temprana que no pudiste elaborarla conscientemente. La huella de este gemelo
perdido puede manifestarse de formas contradictorias. Algunos buscan
intensamente la visibilidad, como compensando la invisibilidad de aquel que se
fue. Otros viven en una especie de retiro existencial, como si no merecieran
ocupar plenamente su espacio en el mundo. Lo más fascinante es que esta
ausencia primordial puede ser tanto fuente de desafíos como de dones excepcionales. Quienes vienen con esta experiencia suelen desarrollar una
intuición extraordinaria, una sensibilidad especial para percibir lo que otros
no ven. El camino de sanación comienza con el reconocimiento. Dar un espacio a
esa ausencia, permitirle existir en nuestra consciencia, es el primer paso. Las
constelaciones familiares ofrecen una vía poderosa para hacer visible lo
invisible, para honrar la existencia de aquel que se fue tan temprano. Innovemos algo ¡ya! Atrevámonos a mirar esos espacios
vacíos que nos habitan, a dar nombre a las ausencias que han moldeado nuestra
forma de ser. Porque solo cuando abrazamos todas las dimensiones de nuestra
historia, podemos habitar plenamente nuestra vida. Terapia presencial y online.