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EL CENTINELA DEL AUTISMO



VÍCTOR MANUEL VILLALOBOS CHÁVEZ

Más allá del color y el símbolo


Viernes 04 de Abril de 2025 8:32 am


ACABA de pasar el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. En el estado de Colima, además, el 2 de abril es el Día Estatal del Autismo, y durante todo el mes se realizan diversas actividades para visibilizar esta condición. Sin embargo, quienes vivimos o trabajamos en el autismo, sabemos que esta lucha no dura un solo día ni un solo mes: es una realidad de 365 días al año.

En los últimos años, ha surgido un debate dentro de la comunidad del autismo sobre los símbolos y colores que lo representan actualmente. Algunos consideran que el rompecabezas y el color azul ya no reflejan adecuadamente la diversidad del espectro, mientras que otras personas han adoptado el signo de infinito con colores arcoíris como una nueva representación. Este debate es válido y refleja la evolución de la percepción social sobre el autismo, pero también nos invita a una reflexión más profunda: ¿realmente importa más el símbolo que la causa?

Los símbolos ciertos son herramientas para sensibilizar y concienciar. Durante décadas, el rompecabezas y el color azul han servido para posicionar el autismo en la conversación pública y en la agenda social. Ahora, el infinito y el arcoíris buscan representar la diversidad y la inclusión dentro del espectro. Ambos enfoques tienen su razón de ser y, por supuesto, son formas válidas de expresión.

Lo que definitivamente no podemos permitir es que la discusión sobre los símbolos dividida a la comunidad. El verdadero objetivo debe ser la unión para garantizar los derechos y el bienestar de todas las personas con autismo, independientemente de su ideología, las creencias que profesen o la identificación con un color o emblema específico.

A lo largo de la historia, las luchas sociales han demostrado que la unión hace la fuerza. Un ejemplo claro es el movimiento liderado por Martin Luther King Jr., quien logró avances significativos en los derechos civiles de las personas afroamericanas gracias a la organización y el trabajo en comunidad. No se centraron en pequeñas diferencias, sino en un objetivo común: la igualdad y la justicia. Hoy, en la comunidad del autismo, debemos aprender de ese ejemplo. No es el símbolo lo que cambia el mundo, sino las acciones colectivas.

Las problemáticas sociales se resuelven cuando la comunidad se une y trabaja junta. La división solo debilita los esfuerzos. Por ello, en lugar de descalificar posturas o imponer una representación única, deberíamos enfocarnos en lo que realmente importa: que las personas con autismo tengan acceso a educación, salud, empleo y una vida digna sin discriminación. Que no se vulneren sus derechos, sin importar si nos identificamos con el azul, el arcoíris o cualquier otro símbolo.

El autismo no discrimina. Puede presentarse en cualquier familia, sin importar condición social, creencias o cultura. Trabajemos unidos, porque sólo así lograremos un cambio real y trascendental.

 

*Director ejecutivo de Fundación Mexicana de Autismo TATO