Cargando



Colima y el empleo informal



LUNES POLÍTICO


Lunes 07 de Abril de 2025 1:09 pm


UNA de las razones por las que las ferias de empleo que se realizan a nivel estatal son pertinentes es por la seguridad que brindan a quienes buscan dentro de la oferta laboral ante cualquier tipo de fraude o peligro mayor. Además, son también una buena estrategia para causar un decremento en las cifras que tanto el Inegi como la organización México, ¿cómo vamos? arrojan en informalidad laboral.

México cerró 2024 con el siguiente panorama: 54.5 por ciento de la población ocupada se encontraba laborando en un empleo informal. Esta cifra, que en Colima alcanzó 46.7 por ciento, no solo evidencia el problema, también subraya su persistencia a lo largo del tiempo, y abre un área de oportunidad para mejorar el sector económico del estado.

En términos simples, más de la mitad de los trabajadores mexicanos carecen de seguridad social y protección legal, derechos fundamentales que deberían garantizarse para todos. Esta situación en Colima no es mejor, pues, aunque no se ha rebasado el 50 por ciento, la cifra no se encuentra muy lejos.

Al tocar este tema, es imposible no reparar en el hecho de que figuran más mujeres que hombres en el mismo. Existe una brecha de 1.2 puntos porcentuales: 55.2 por ciento de las mujeres ocupadas se encuentran en un empleo informal, mientras que para el caso de los hombres es el 54 por ciento.

Tal vez el mayor problema radica en que, al ahondar más en las áreas en que predomina el empleo informal, no se habla de trabajadores ambulantes o pequeños negocios. México, ¿cómo vamos? identificó cuatro tipos de informalidad: en el sector informal de la economía, en empresas, gobierno e instituciones, en el ámbito agropecuario y en el trabajo doméstico remunerado.

La informalidad ahora se encuentra en todos los sectores de la economía, incluyendo empresas formales e instituciones gubernamentales, y la decisión de trabajar de esa manera, sin prestaciones ni certezas, nace de la falta de oportunidades en el sector formal.

La lucha contra la informalidad laboral debe ser una prioridad nacional. Las ferias, exposiciones y el impulso que han tenido los portales de empleo del estado son cada vez más comunes y permiten la generación y expansión del trabajo formal, lo que evitar poner a los trabajadores en situaciones de vulnerabilidad, por ejemplo, ante enfermedad o inestabilidad económica.

 

¿Salud, un privilegio?

 

CADA 7 de abril, el mundo conmemora el Día Mundial de la Salud con mensajes que, aunque bienintencionados, suelen caer en la categoría del lugar común. Que todas las personas merecen atención médica de calidad sin importar su origen, género o situación económica suena bien, pero en países como México, esa aspiración sigue siendo una promesa lejana, especialmente cuando los datos y la realidad nos gritan lo contrario.

Una epidemia de gripe aviar A(H5N1) encendió las alarmas hace unos meses en todo el continente americano y la semana pasada se dio a conocer el primer caso humano de influenza aviar en México (una niña de 3 años en Durango, hoy hospitalizada en estado grave) pone sobre la mesa una vez más la pregunta que incomoda: ¿estamos preparados para otra pandemia?

Las autoridades respondieron con rapidez: notificación a la OMS, operativos, muestreos en aves, protocolos activados. Todo parece en orden. Pero los protocolos no garantizan resultados cuando el sistema de salud está parchado, desigual y con recursos insuficientes.

La cobertura efectiva del sistema público en México apenas ronda el 17.3 por ciento, si tomamos en cuenta el tiempo de espera, y solo el 18.9 por ciento de las personas perciben una atención de calidad. En otras palabras, el acceso a la salud en México es una tómbola: si vives en una zona urbana con cierto nivel económico, tienes más posibilidades; si no, la salud puede costarte la vida. Así de crudo.

La pandemia por Covid-19 nos dejó la amarga experiencia de hospitales rebasados, médicos agotados, carencias de oxígeno, personal y medicamentos. Y aunque se habla de un sistema más fortalecido, lo cierto es que muchas de las fallas estructurales permanecen, especialmente en zonas rurales donde la infraestructura hospitalaria sigue siendo precaria o inexistente.

Por eso, cuando desde las altas esferas del discurso político se asegura que el gobierno está “comprometido a fortalecer el sistema de salud”, habría que pedir cifras, resultados y, sobre todo, acciones concretas. ¿Dónde están las inversiones reales? ¿Dónde está el personal médico suficiente? ¿Dónde están los medicamentos que siguen escaseando en hospitales públicos?

La influenza zoonótica, como cualquier otra amenaza emergente, no entiende de burocracias ni de discursos. Y si algo ha dejado claro la historia reciente, es que un sistema de salud débil no solo pone en riesgo a los más pobres, sino a toda la población. Las enfermedades no distinguen clases, pero sus consecuencias sí.

Este Día Mundial de la Salud no basta con hablar de equidad. Es momento de exigirla. Porque mientras se reparten felicitaciones y se difunden frases inspiradoras, en México hay una niña de tres años luchando por su vida. Y miles más que, ante cualquier brote, sabrán que la atención médica oportuna no es un derecho garantizado, sino una suerte que no todos corren.

 

Incertidumbre

 

DESDE el pasado 3 de abril entraron en vigor los aranceles del 25 por ciento que impuso el presidente Donald Trump al contenido y las autopartes de los automóviles que no se hayan producido en Estados Unidos, es decir que lleguen importados desde otros países, principalmente México.

Tal medida, completamente unilateral, afectará a la industria armadora de vehículos en nuestro país, una de las más relevantes del sector productivo nacional, pues representa cerca del 18 por ciento del Producto Interno Bruto manufacturero y hasta el 4 por ciento del PIB total de la economía mexicana.

Casi el 80 por ciento de los vehículos que se producen en México se exportan a los EUA, pero, además, diferentes cláusulas del Tratado de Libre Comercio (T-MEC) obligan a que el salario de los trabajadores de esta industria se ubique por encima del que se paga en otras áreas del sector productivo nacional.

Por todos esos factores, no se puede minimizar el impacto de la política económica del presidente norteamericano con la falacia de que hemos sido tratados mejor que otros países, pues en el caso de México, los aranceles se aplicaron en una industria clave, como es la automotriz.

Es cierto que Donald Trump no incluyó, por el momento, a México en la imposición generalizada de aranceles, pero festinar tan precaria situación es cerrar los ojos a una nueva realidad que sin duda será adversa y a la que tendrá que adaptarse el sector productivo nacional.

Por lo pronto, los primeros efectos de la imposición de aranceles ya comienzan a notarse, pues la planta Toluca Assembly, en el Estado de México y donde se fabrican el Jeep Compass y el Jeep Wagoneer 5, anunció un paro técnico que se extenderá durante todo el mes de abril.

Esas medidas por parte de las principales empresas automotrices podrían replicarse en las próximas semanas, afectando las plantas armadoras que en México tienen Ford, General Motors, BMW y Audi. Un escenario así pondría en serios predicamentos a la industria manufacturera nacional y generaría un desplome de la economía.

El gobierno de Claudia Sheinbaum anunció medidas de contención, algunas de ellas viables y necesarias, otras más responden a la necesidad de mantener los índices de popularidad. En términos generales, los expertos han considerado acertada la posición de la mandataria nacional.

Sin embargo, no parece suficiente. Las autoridades mexicanas y el sector empresarial tendrán que pensar en estrategias para solventar los retos que se avizoran. En este sentido podría ser impostergable la diversificación de las exportaciones mexicanas para no depender en exceso del mercado estadounidense.

La otra opción, mucho menos probable, es que a través de la negociación se haga entrar en razón al presidente de EUA, haciéndole entender que en torno a la industria automotriz de América del Norte se ha desarrollado una de las cadenas productivas más rentables del mundo y destruirla resulta un verdadero absurdo.