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Alexitimia o bloqueo de emociones



ROSA EVELIA VILLARRUEL FIGUEROA


Martes 22 de Abril de 2025 8:44 am


EL término alexitimia fue acuñado en su inicio por el psiquiatra Peter Sifneos, cuya raíz etimológica viene del griego a (falta), lexis (palabra) y thymos (afecto), por 1970, para dar una explicación en términos científicos a manifestaciones no tan claras de pacientes que, aun en un proceso psiquiátrico, continuaban presentando síntomas recurrentes, siendo el principal la incapacidad para expresar verbalmente las emociones.

Varios especialistas han seguido a estas sintomatologías. Pedinielli la describe en cuatro apartados: incapacidad para expresar verbalmente emociones y sentimientos; limitación de la vida imaginaria; tendencia a recurrir a la acción para evitar dar solución a conflictos, y descripción detallada de hechos, síntomas físicos y actividad del pensamiento orientada hacia preocupaciones concretas.

En información recabada, encuentro que existen dos vertientes: una de tipo fisiológico que los neurólogos describen como “anomalías en una zona cerebral cuya función sería, la de vincular el crisol de las emociones, con la zona que toma conocimiento de estas, las analiza y formula. Quien padecen esta condición, en lugar de mostrar una actividad cerebral adaptada a la intensidad emotiva de la situación, como seria normal, manifiestan una actividad o demasiado débil o intensa, que perturba la apreciación justa de la experiencia emocional”.

La de tipo social corresponde al desarrollo emocional de los seres humanos e historias de vida que, desde el vientre materno, han experimentado alguna situación traumática, y el proceso de integración de las sensaciones a la verbalización de las mismas no alcanzan a sintonizarse armónicamente, para que se expresen al mismo tiempo.

Tomando en cuenta que una de cada 10 personas mantiene un grado de alexitimia, pensaría que en la mayoría de las familias, sobre todo en tiempos pasados (aunque todavía hoy), la manifestación de las emociones estaba más reprimida, principalmente hacia los hombres. El aprendizaje estaba más hacia la implosión, de ahí la manifestación tan recurrente.

Cotidianamente, encontramos personas que, a la interrogación “¿cómo estás?”, contesten: “no sé”. Lo que sigue es un largo silencio, y la conversación queda en un impase no siempre cómodo, y puede devenir una serie de interpretaciones respecto a la respuesta misma, pues no sabemos qué hacer al respecto. Lo que sí es vedad es que, en efecto, muchas personas no saben identificar como están y no encuentran la palabra adecuada para externarlo. Aquí cabría dejar fuera las interpretaciones e intentar ayudarla a identificar lo que pasa, quizás poniendo en su boca algunos estados de ánimo, o situaciones con lo que se pueda orientar.

Lo importante a dejar claro es que las sensaciones, emociones o sentimientos sí están presentes, es la incapacidad de traducirlas lo que falta. Al no saber hacerlo, vienen reacciones de agresividad o desesperación, en la que la mayor perjudicada es la persona que la padece, pues es sabido que todo lo que no se expresa verbalmente es llevado al cuerpo, y las traduce en enfermedades psicosomáticas, que en muchos casos son de gravedad. ¿Qué correspondería? La comprensión y solidaridad pueden ser dos valores sumamente valiosos. ¿Qué no se valdría? Juzgar e interpretar.

Así que más allá de ser un problema de tipo neurológico, la alexitimia está tomando fuerza social, pues creo que la tecnología con todos sus inventos no ayuda mucho, ya que aparte de llevar a un aislamiento, donde la individualidad permea todas las relaciones, nuestro contacto ahora se da más con los aparatos que entre seres humanos, y esto sí me parece sumamente terrorífico.