Libertad de expresión bajo fuego amigo

JOSÉ LUIS NEGRETE ÁVALOS
Miércoles 30 de Abril de 2025 8:21 am
EL efecto y los resultados que proceden y se reconocen
fundamentales dentro de la comunicación entre los individuos, entre los grupos
sociales, las comunidades y la totalidad de una sociedad, no pueden ser
considerados como inadecuados o innecesarios al momento de hablar o de buscar
los argumentos que al final puedan conducir a los hechos en una situación o
temática específica. La comunicación y el desglose de esta en opiniones en
aquellos puntos que favorecen el apoyo o el surgimiento de la crítica que
conduce la fuerza de las posturas diversas, dejan un entorno de crecimiento
hacía el hecho público. Esto, por supuesto, en el mejor de los escenarios es lo
probable y lo justo dentro de una democracia en la que se justifica la
participación, la oportunidad de argumentar, de discutir y de disponer de los
espacios para realizarse con toda libertad. A través de los años, los distintos espacios en donde las
opiniones y los diversos sentidos de abordar un tema han ido adaptándose y
cambiando de acuerdo a las necesidades sociales, a la par de la evolución de
las herramientas para poder lograr este objetivo. Los medios de comunicación
son sin duda un ejemplo, al mismo tiempo que las herramientas han transitado a
lo digital, en este momento se mantiene el auge de las redes sociales. A este respecto, la cuestión que se produce es: ¿cuál es el
punto donde las plataformas digitales y las redes sociales puedan seguir siendo
escenarios donde la opinión y el criterio de discusión puedan prevalecer? Este cuestionamiento queda en total utilidad, considerando
la polémica que surge estos días ante la disposición de una iniciativa de ley
en torno a las telecomunicaciones y la difusión en nuestro país, entendiendo
que es un punto medio del cual puede fiarse la opinión pública y el criterio de
discusión orientado hacia el desarrollo de los hechos que justifiquen el
entendimiento social, por encima de cualquier reto a la libertad, y al mismo
tiempo la debida protección para no extralimitar las opiniones, o intromisión
extranjera al efecto de la comunicación, hilo conductor de la intención de esta
nueva iniciativa. El gran reto es que ese punto medio pueda encontrar
descanso real sobre la protección de la comunicación, y evitar a toda costa el
riesgo de cualquier atribución lacerante que impida la diversidad de opinión, y
que intente opacar los escenarios de discusión sea cual sea.
La propia forma de la iniciativa presenta en el artículo
109 una puerta directa al riesgo probable en la oportunidad para que el diálogo
se suscite en redes. Siempre será necesario e indispensable proteger, orientar
y facilitar cada escenario de diálogo y discusión, ya sea física o digital. La
expresión está presente tal cual; si, por el contrario, se impide todo,
quedaría ceñido a la búsqueda injusta del silencio profundo.