LETRAS Y NÚMEROS

JOSÉ ÁNGEL BRAMBILA LEAL
Alejandro Rangel Hidalgo y Susana Maldonado
Lunes 05 de Mayo de 2025 8:00 am
Si alguien expresa que Alejandro Rangel Hidalgo es el más
grande artista que ha dado Colima, no buscaría el menor pretexto para
contradecirlo, y vaya que hemos tenido pintores de gran talento como el
muralista Gabriel Portillo, Alfonso Michel, Jorge Portillo, Francisco Vázquez y
poetas como el doctor Miguel Galindo o la muy ilustre Griselda Álvarez Ponce de
León; sin embargo, Rangel Hidalgo ha trascendido a niveles inimaginables, desde
aquel día de 1929, cuando a los 6 años ganó su primer concurso de dibujo y en
ese momento les comunicó a sus padres que él sería pintor. Poco o nada hay ya para agregar a todo lo que se ha escrito
sobre este gran artista colimense, reconocido como tal en varias partes del
mundo, y quizás de lo que poco se conoce de él es que en Europa vivió y
convivió con personajes de la talla de Marc Chagall y que junto con otros
artistas, como el polaco Matías Goeritz, fundaron en Cantabria, una comunidad
española, una escuela que se llamó “Los Nuevos Prehistóricos”, impresionados
por La Cueva de Altamira, considerada la Capilla Sixtina del arte rupestre. Sus pinturas, que para los colimenses resultan tan
familiares, le han dado la vuelta al mundo, y en Colima hay toda una legión de
seguidores de ese arte, como también hay varios maestros que se formaron bajo
su guía (lo cual fue un privilegio) y muchos otros que continúan aprendiendo lo
que en todas partes se conoce como pintura rangeliana, lo que permite
establecer que ese arte será casi imposible que desaparezca. Todo este preámbulo tiene qué ver con que, de vez en
cuando, en las artes hay sucesos extraordinarios que nos llenan de
satisfacción, porque los involucrados desconocían que eran dueños de un talento
que tantas satisfacciones le darían a sus vidas. Susana Maldonado es una
compañera que desarrolla sus aptitudes en el Archivo Histórico del Municipio de
Colima. Su labor principal es la de restauradora de encuadernaciones, libros
valiosos que ella no permite que se pierdan en la petaquilla de lo desechable o,
lo que es peor, que se pierdan en los polvos de la historia. Hace un año y medio, lo único que Susy pintaba eran sus
labios. Sin embargo, un día se decidió a acudir con el maestro David Aguirre
Pérez a aprender eso, lo rangeliano; y rebelde, como buena defeña, cuando el
maestro le quería corregir algo ella le decía que ella no estaba aprendiendo
para exhibir nada. El resultado está expuesto. En la Casa del Archivo hay 17
cuadros dignos de admirarse, en una exposición llamada Pincel en Nuestras
Raíces, lo cual nos llena de orgullo a quienes con ella hemos convivido todos
estos años. ¿Cuántos talentos hay por descubrir entre nuestros paisanos
colimenses? Lo esperamos en La Casa del
Archivo. ¿Usted no pinta?
¿Gusta opinar? Lo
espero en Las Mentadas. Mi correo: jbrambilaleal@yahoo.com.mx