Turismo al alza

LUNES POLÍTICO
Lunes 05 de Mayo de 2025 8:05 am
EL panorama turístico de Colima se encuentra en una plena y
decisiva fase de desarrollo, impulsado por iniciativas estratégicas y una
creciente afluencia de visitantes, sobre todo con el trabajo que se realiza en
el puerto. Es palpable el dinamismo de este sector, en especial por
las cifras que se tienen en ocupación hotelera y en derrama económica. El
registro de 1.5 millones de visitantes y un impacto económico superior a los 5
mil millones de pesos en el último año señalan la efectividad de las
estrategias que se utilizan para impulsar el turismo. Solamente el evento Manzanillo se Ilumina congregó a más de
160 mil personas. Sin embargo, no es momento de bajar la guardia, pues el
aumento que se ha tenido y la tendencia de crecimiento sostenido desde 2021 que
se informa desde la Subsecretaría de Turismo, traen consigo elementos a
considerar para asegurar que se mantengan las cifras al alza. Manzanillo, con una
ocupación hotelera de 56 por ciento, se erige como un motor del turismo en
Colima. Este nivel de ocupación, aunque positivo, podría alcanzar aún mayores
números si se resolvieran ciertas problemáticas que limitan tanto la
experiencia de los visitantes como la inversión a largo plazo. En la medida que avanzan el registro en cuanto a ocupación
hotelera y la derrama económica, es imposible dejar de lado temas que influyen
en todos los aspectos de la cotidianidad colimense, como la mejora de
infraestructura, seguridad, la gestión medioambiental y la calidad de los
servicios. Las deficiencias en alguno de aspectos pueden generar
molestias a los visitantes y proyectar una imagen negativa de la entidad, como
se vio, por ejemplo, cuando Colima se posicionó entre las ciudades más
peligrosas a nivel mundial, lo que a su vez se tradujo en alertas emitidas por
gobiernos extranjeros hacia sus ciudadanos para que se evitara el estado como
destino turístico. Afortunadamente, con la promoción turística que se ha
realizado desde inicios de año permiten adaptarse a los visitantes, esto debido
a la oferta diversa. Sin embargo, es crucial detectar puntos claves: ¿Se está
invirtiendo de manera equitativa en infraestructura turística en todo el
estado? ¿Se están considerando las opiniones y necesidades tanto de los
turistas como de locales? ¿Existen estrategias para fomentar la ocupación en
temporadas bajas y diversificar la oferta de alojamiento en otras regiones del
estado? Combatientes
forestales QUÉ mejor momento
para reconocer la labor crucial y a menudo peligrosa de
quienes luchan contra los incendios que amenazan tanto a la naturaleza como a
las y los colimenses, que ahora, cerca del Día Internacional de las y los
Combatientes de Incendios Forestales que se conmemora el 4 de mayo. Hace 2 semanas, se informó sobre un incendio en el Ejido de
Quesería, en el municipio de Cuauhtémoc. El
reporte de control del incendio, tras un arduo trabajo, sin duda merece
reconocimiento. La coordinación entre la Comisión Nacional Forestal y la Unidad
de Protección Civil son testimonio del esfuerzo desplegado para contener este
siniestro. El hecho de que las condiciones meteorológicas provocaran que el
fuego se agravara es prueba de que situaciones como esta son difíciles de
prever. Aun así, 9 de cada 10 incendios en México son causados por
la población. En Colima, como en muchas
otras regiones del mundo, la temporada de incendios forestales representa un
periodo de alta tensión, y así como el deber de quienes combaten incendios es
estar alertas y actuar de manera óptima, el de la gente es atender a las
recomendaciones de la Unidad de Protección Civil durante la temporada
de estiaje, para aminorar el riesgo de incendios forestales. La reflexión sobre el Día Internacional de las y los
Combatientes de Incendios Forestales no solo debería quedarse en el
reconocimiento, también debería verse reflejada en el fortalecimiento de los
recursos y el apoyo brindados a estos profesionales. La inversión en equipos de
protección adecuados, la capacitación continua en técnicas de combate de
incendios y apoyo logístico para garantizar su seguridad son también
importantes para atender los incendios que se reporten en la entidad. El Día Internacional de las y los Combatientes de Incendios
Forestales brinda la oportunidad de reconocer la valentía de quienes se
enfrentan a estos peligros, y con ello, reflexionar sobre la necesidad de
fortalecer las estrategias de prevención y promover una cultura de
responsabilidad ambiental en Colima y en todo el país. Libertad de
prensa: huele a censura CADA 3 de mayo se
celebra el Día Mundial de la Libertad de Prensa, pero en la práctica, ese
término parece un mal chiste. En México, desde su origen el 7 de junio de 1951
-cuando el PRI institucionalizó esta fecha con banquetes que recordaban a los
periodistas hasta dónde podían llegar-, la conmemoración ha estado plagada de
hipocresía. Hoy, en 2025, seguimos atrapados en esa lógica: una mezcla perversa
de homenajes vacíos, violencia impune y leyes que, lejos de proteger la
libertad de expresión, la sofocan con nuevas herramientas digitales de
vigilancia. Los datos son
escandalosos: 171 periodistas asesinados desde el año 2000, 28 desaparecidos,
90 por ciento de impunidad y un gobierno que continúa criminalizando el oficio.
En lo que va del sexenio de Claudia Sheinbaum, ya van cuatro periodistas
asesinados, mientras la administración anterior de Andrés Manuel López Obrador
cerró con 47 homicidios. El problema no es nuevo, pero el agravamiento es
evidente. No es solo la
violencia física lo que silencia al periodismo. Es también la violencia
estructural: precarización laboral, dependencia de la publicidad oficial, y una
Ley de Telecomunicaciones que pretende otorgar al Estado la facultad de
bloquear plataformas digitales sin orden judicial. Es la resurrección
disfrazada del PANAUT, aquella base de datos de usuarios móviles que la Suprema
Corte tumbó por inconstitucional en 2022, pero que ahora reaparece con otro
nombre y el mismo objetivo: vigilancia y control. México ocupa el
puesto 124 de 180 países en el ranking de libertad de prensa de Reporteros Sin
Fronteras. Hemos caído tres lugares en un año, y no es difícil entender por
qué: leyes regresivas, zonas silenciadas por el crimen (como Guerrero,
Michoacán o Guanajuato), y un entorno mediático cada vez más empobrecido y
cooptado. En regiones enteras, los medios han dejado de informar porque hacerlo
equivale a firmar su sentencia de muerte. Aun así, se insiste
en narrativas triunfalistas, como la de la presidenta Sheinbaum, quien expresó su
compromiso de garantizar la libertad de expresión y el ejercicio periodístico;
sin embargo, en La Mañanera, desde la administración anterior, a los
periodistas se les ha atacado y tildado de muchas maneras. Además, la crítica se
reduce a “conspiraciones”, la protesta a “desinformación”, y la vigilancia se
disfraza de “seguridad nacional”. El problema no es solo la represión, sino la
negación del derecho a disentir. Esa es la marca del autoritarismo. La UNESCO y la ONU-DH
ya han lanzado alertas: México concentró la mitad de los asesinatos de
periodistas en el mundo durante 2024, y las leyes vigentes violan estándares
internacionales sobre libertad de expresión y privacidad. Pero en lugar de
atender las recomendaciones, el Estado responde con cerrazón y soberbia. Es hora de dejar de
fingir que el 3 de mayo es una celebración. Es un recordatorio del costo de
informar en un país donde decir la verdad puede costarte la vida, tu libertad o
tu empleo. Urgen reformas profundas, sí, pero sobre todo urge voluntad política
para romper con la herencia del control autoritario. Porque en México, la
prensa no es libre: apenas sobrevive. Y lo hace a pesar del Estado, no gracias
a él.