Un grito urgente

LA OTRA MIRADA
Jueves 08 de Mayo de 2025 8:50 am
EN el reciente informe
de marzo de 2025 del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad
Pública, evidencia una situación preocupante: la violencia contra las mujeres
en México continúa siendo una emergencia nacional; pues a pesar de avances legislativos
y esfuerzos institucionales, las estadísticas continúan siendo alarmantes y
requieren una respuesta urgente tanto de las autoridades como de la población. Uno de los datos más
graves del reporte es que, tan solo en los primeros 3 meses del año, se han
registrado 199 presuntos feminicidios, lo que equivale a más de dos casos por
día. Aunque la cifra presenta ligeras variaciones respecto al año anterior, su
persistencia revela que las estrategias implementadas hasta ahora han sido
insuficientes o mal aplicadas. Además, se reportaron
229 mil 943 llamadas de emergencia relacionadas con incidentes de violencia
contra las mujeres, de las cuales más de 60 mil fueron específicamente por
violencia familiar, y cabe considerar que dicha cifra es especialmente
preocupante porque las llamadas al 911 representan solo una fracción de los
casos reales; muchas mujeres no denuncian por miedo, dependencia económica o
desconfianza en las autoridades. Otro punto alarmante es
el aumento en los delitos sexuales. En lo que va del año, se han registrado más
de 5 mil 300 casos de violación, lo que representa un incremento respecto al
mismo periodo del año anterior; por lo que esta cifra deja en evidencia a un
sistema que falla en prevenir y sancionar de manera efectiva estos crímenes. Por lo que es
importante subrayar que estos números no son meras estadísticas, ya que cada
dato representa a una mujer, a una familia afectada, la normalización de la
violencia y la falta de perspectiva de género en muchas instituciones perpetúan
un ciclo de injusticia que debe romperse. Ante este panorama, se
requiere una respuesta más contundente e integral. La prevención debe iniciar
desde la educación y abarcar desde el fortalecimiento de las fiscalías
especializadas y la capacitación del personal judicial y policial, hasta la
garantía de espacios seguros para las víctimas. En este sentido, Colima
contará con 10 Centros Libres para las Mujeres, enfocados en la prevención,
atención integral y empoderamiento económico, según informó Mónica Liliana
Campos Magaña, directora del Instituto Colimense de las Mujeres (ICM). La funcionaria
estatal precisó que estos centros no funcionarán como refugios, sino como
espacios preventivos donde se ofrecerá acompañamiento psicológico, jurídico y
de trabajo social, así como asesorías para fomentar la autonomía económica de
las mujeres. Madres invisibles EN México, la salud
mental materna sigue siendo una urgencia silenciada. A pesar de que una de cada
cuatro mujeres puede desarrollar depresión posparto, según datos del Instituto
Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, y hasta un 20 por ciento
sufre ansiedad perinatal, la realidad es que menos del 20 por ciento recibe
siquiera una evaluación médica. La maternidad en este
país no solo implica traer una vida al mundo, sino hacerlo bajo el peso del
estigma, la precariedad y el abandono institucional. El caso de Colima lo
ejemplifica con claridad: apenas tres muertes maternas en 2024 pueden parecer
un avance, pero detrás de esas cifras hay hospitales rebasados, una demanda
creciente de atención psicológica y zonas rurales donde hay un solo psicólogo para
cada 10 mil habitantes. En ese contexto, esperar que una madre con depresión
pida ayuda es ignorar que la mayoría ni siquiera sabe que puede hacerlo. A esto se suma la
violencia obstétrica, con el 30 por ciento de mujeres que reportan maltrato
durante el parto. ¿Cómo se espera que una madre sane emocionalmente si la
entrada al sistema de salud es violenta y deshumanizante? Mientras el mercado
proyecta ganancias millonarias en el tratamiento de la depresión materna -más
de 525 millones de dólares hacia 2030- el acceso real sigue siendo un lujo. En
vez de garantizar terapias gratuitas y tamizajes obligatorios, el sistema responde
con líneas telefónicas y programas piloto insuficientes. Las iniciativas como el
Programa de Empoderamiento para Madres son esperanzadoras, pero no deben ser
excepciones, sino la norma, como en Reino Unido, que desde 2017 estableció la
Semana de Acción, que se realiza en el marco del Día Mundial de la Salud Mental
Materna, que se celebra cada 4 de mayo. Si de verdad se quiere hablar de
bienestar, se debe empezar por garantizar una maternidad con salud mental,
libre de violencia y con atención digna. Porque seguir ignorando esta crisis no
es solo negligencia: es violencia estructural. Librar la batalla EN
el marco del Día Mundial del Cáncer de Ovario, valdría la pena reflexionar no
solamente en la información preventiva, también en la realidad que atraviesa
México para combatir y dar abasto a las necesidades que se muestran en las
cifras. La
información proporcionada por instituciones como el Instituto Nacional de
Cancerología (INCan) y organizaciones como Global Cancer Observatory (Globocan)
y la Fundación de Alba permite ver un panorama con avances, pero también con
áreas de oportunidad. La
afirmación del INCan sobre la curabilidad del cáncer de ovario en sus etapas
iniciales, alcanzando un prometedor 90 por ciento en la etapa uno, se traduce
en que, ante una detección oportuna, es posible librar la batalla. Sin embargo,
para eso es necesario un acompañamiento óptimo por parte de las instituciones
de salud: que cuenten con el personal capacitado para difundir la información y
tratar a pacientes en ese cuadro, la infraestructura necesaria y el abasto de
medicamentos e insumos para tratar a quienes padecen esta enfermedad. Además,
debido a que existen diversos tipos de cáncer de ovario, la manera en que deben
abordarse es cambiante y depende de los mismos. Más
allá de reflexionar, es necesario que las autoridades relacionadas al sector
salud generen estrategias para garantizar que cada mexicana que presenta un
diagnóstico dañino pueda acceder a un servicio digno, competente y basto.
Intensificar esfuerzos de sensibilización, alentando a mujeres a acudir a
revisiones ginecológicas de manera periódica, en especial aquellas que cuenten
con antecedentes familiares, no está de más. La persistencia de un alto
porcentaje de diagnósticos en etapas avanzadas, estimado en 75 por ciento,
subraya la necesidad de redoblar los esfuerzos en la detección temprana. Según
estudios realizados el año pasado, el cáncer de ovario se posiciona como la
octava causa de cáncer en México, lo que se traduce en un cambio radical en la
vida de miles de mujeres, sin mencionar a su núcleo familiar, que se convierte
en soporte y base de su tratamiento. Este
8 de mayo, es necesario exigir mejoras en el servicio de salud, para que esta
enfermedad y muchas otras puedan librarse en un entorno que eleve la
probabilidad de éxito. Pero esto requiere un compromiso que provenga de muchos
sectores, para transformar las estadísticas en historias de esperanza y
supervivencia de las mexicanas.