EL CENTINELA DEL AUTISMO

VÍCTOR MANUEL VILLALOBOS CHÁVEZ
El maestro como motor del cambio
Viernes 16 de Mayo de 2025 8:55 am
CELEBRAMOS el Día del Maestro, una fecha que, más allá del
calendario escolar, nos invita a reconocer el poder transformador que tiene la
educación, y especialmente el valor de quienes la imparten: los docentes, los
profesores y todo el personal multidisciplinario que día a día abona al
desarrollo de las niñas, niños y adolescentes, particularmente de aquellos que
viven con alguna discapacidad o condición del espectro autista. Hablar del autismo es hablar de retos, pero también de
posibilidades. Y es en el aula donde muchas veces se detecta por primera vez
una diferencia en el desarrollo, una inquietud que lleva a buscar apoyo, una
mano que no juzga, sino que acompaña. El maestro, en este contexto, no solo
enseña: escucha, observa, adapta y transforma. En Fundación TATO, sabemos que detrás de cada avance de
nuestros estudiantes hay una guía, alguien que creyó en ellos cuando muchos no
lo hicieron. Los docentes se convierten en puentes entre el entendimiento y la
aceptación; y sin su participación, la inclusión sería un discurso incompleto. No podemos hablar de derechos si no reconocemos a quienes
ayudan a garantizarlos. Por ello, esta columna no es solo una reflexión, es un
homenaje a todas y todos los que se han atrevido a enseñar con el corazón, que
se han capacitado para comprender lo incomprendido, y que han hecho de su aula
un espacio seguro para cada estudiante, sin importar su condición. Agradezco profundamente a cada uno de los integrantes del
equipo de trabajo de Fundación TATO, quienes día con día hacen posible lo que
antes parecía imposible. Y quiero hacer una mención especial para quienes,
desde el área audiovisual y educativa, también aportan a este movimiento de
transformación: gracias a Alejandra, a Shirley, a Teresa, a Josué, a Gabriel y
a Dara. Ustedes también son educadores desde su trinchera, porque enseñan a ver
la discapacidad desde una nueva mirada. Fundación TATO es como un reloj: las manecillas son
nuestros niños y niñas, marcando el avance y el sentido de nuestro trabajo.
Pero por dentro, aunque a veces no se vea, está cada uno de ustedes como el
engranaje silencioso pero indispensable. Me honra profundamente ser parte de
esta maquinaria que, como los relojes más finos, no se detiene, sigue y avanza
porque cada quien cumple su función con amor y compromiso. A todas y todos: gracias por ser parte de este movimiento. Enseñar no es solo una profesión, es una forma de resistir,
de acompañar y de construir un futuro más justo y empático.
*Director ejecutivo de Fundación Mexicana de Autismo TATO