La cuarta fue la vencida para Tuzas

DAYRA YISCEL GÓMEZ DÁVILA*
Viernes 16 de Mayo de 2025 8:57 am
PACHUCA Femenil tocó la gloria. Tras tres finales perdidas,
incluidas dos recientes y una ante el mismo rival, las Tuzas finalmente se
coronaron campeonas de la Liga MX Femenil. Lo hicieron con sufrimiento, pero
también con carácter, inteligencia táctica y temple emocional. La historia, esta vez, fue suya. El América arrancó la
vuelta como una aplanadora. Al minuto 36, Irene Guerrero aprovechó un rebote, y
luego Scarlett Camberos soltó un disparo que rozó lo épico. El Estadio Ciudad
de los Deportes hervía. Las Águilas necesitaban un gol más para igualar el
global y llevar la serie a penales. Pero ese tanto nunca llegó. Pachuca resistió, supo sufrir y esa fue su verdadera
virtud. El trabajo colectivo brilló en el momento más tenso del torneo. El
nervio jamás les ganó, al contrario, se alimentaron de él para mantenerse en
pie. La gestión de Óscar Torres fue determinante. En la ida,
impulsó a sus jugadoras a tomar el balón, tener la posesión y atacar con
valentía. Esa lectura les dio la ventaja. Para la vuelta, entendió que el
contexto exigía resistir y apostó por el orden defensivo. Las Tuzas formaron
una muralla liderada por Robles y Osinachi, mientras que Barreras, pese al
error en el primer gol, tuvo momentos clave bajo el arco. Y entre todo ese plan brilló la figura de Charlyn Corral;
goleadora del torneo, símbolo de experiencia y perseverancia, fue clave no solo
con sus anotaciones a lo largo de la campaña, sino con su capacidad para
retener balones, desesperar defensas y dar respiro a su equipo en los momentos
más críticos. Levantar el título tras aquella final perdida en 2023, fue
también una victoria personal. Su imagen con el trofeo resume años de lucha,
profesionalismo y talento puesto al servicio del equipo. América, por su parte, no fue inferior pero sí terminó
confundido. Ángel Villacampa no acertó con los cambios. Forzó a Chidinma, que
solo aguantó 15 minutos. Sacó a jugadoras clave como Saldívar y Orejel, e
ingresó a futbolistas que no estaban del todo listas. De la intensidad pasaron
a la previsibilidad. El equipo se partió, perdió explosividad y el tiempo se
les vino encima. Pachuca ganó porque supo cuándo hacer daño y cuándo
resistir; porque su técnico leyó ambos partidos con claridad; porque tuvo a
líderes como Corral, a una defensa que nunca se descompuso y a un grupo que
aprendió de sus derrotas. Pachuca no solo ganó un campeonato, ganó su lugar en la
historia, porque cuando el futbol te ha dicho “no” tres veces, y aun así te
levantas, te plantas y lo conquistas, se llama justicia. Una justicia que se
gritó con el alma, con el corazón en la mano y con la memoria de todas esas
veces que no se pudo.
*Periodista Deportiva