El impuesto a las remesas

ROGELIO SALAZAR BORJAS*
Miércoles 21 de Mayo de 2025 9:34 am
LA iniciativa que la administración Trump ha presentado a
su sistema parlamentario para gravar las remesas que son enviadas desde EUA
hacia los distintos países destino de sus inmigrantes trabajadores tiene una
serie de lecturas que bien considero vale la pena analizar. La primera de ellas consiste en su temporalidad, idealizada
como una primitiva idea en su anterior mandato constitucional, Donald Trump
llegó a mencionar que gravaría las remesas para así financiar su tan
multicitado muro, que ese sería el principal esquema para la construcción. La
mayoría demócrata en ese tiempo y la pandemia de Covid-19 le echaría abajo su
pretensión. Pero hoy, la realidad es otra: una mayoría republicana, un enorme
déficit fiscal y una exacerbada xenofobia marcan otro momento. La segunda es la importancia del volumen de las remesas
internacionales norteamericanas, valuadas en 656 mil millones de dólares, y de
las cuales los 3 principales receptores son India, México y China, en ese
orden. De este monto, nuestro país obtiene 10 por ciento del total global de
las mismas. Lo que significa un ingreso considerable para el mantenimiento de
regiones enteras en nuestra nación. La tercera de ellas radica en la convocatoria política, es
decir, en agrupar a los legisladores republicanos, independientes y algunos
demócratas a su proyecto de nación. El miércoles pasado, el Comité de Medios y
Arbitrios aprobó el proyecto de ley que Trump llamó como el “Único, Grande y
Hermoso Proyecto de Ley”; mismo que contempla gravar a 40 millones de
tributantes que envían remesas con 5 por ciento. Se espera que antes del próximo domingo, la Comisión de
Presupuestos presente al pleno de la Cámara de Representantes el proyecto, y en
caso de ser aprobado, continúe su ruta hacia el Senado. En donde el partido
Republicano también tiene mayoría, lo que se conoce en términos políticos como
una “Trifecta Gobernante”: el ejecutivo y las 2 cámaras, por lo que anticipo
que, si no ocurre algo extraordinario, el impuesto va. La cuarta de ellas radica en una agenda que pretende no
solo obtener recursos tributarios a la nación más endeudada del mundo como es
EUA, y de los cuales la propuesta de gravamen va de 5 por ciento, lo que
representaría ingresos fiscales por 32 mil ochocientos millones de dólares;
sino que es una estrategia de racimo, cuyo fin, junto con otras medidas
económicas y políticas, lleva un objetivo claro y central: reafirmar a nuestro
principal socio comercial como la potencia mundial que ha comenzado a dejar de
serlo. En este contexto, y para entender un poco mejor la
situación, considero conveniente abordar la realidad desde nuestra perspectiva
mexicana, que de entrada es la que nos interesa. Nuestra condición geográfica
es ineludible, así como nuestra historia conjunta, y el marco del T-MEC es un
instrumento de voluntades. Creo firmemente que debemos estar preparados ante lo
que se viene ahora, pero más a lo que vendrá después, que sin duda será más
demandante. Así que lo que diga el Gobierno mexicano en su conjunto, poco o
nada influirá en las decisiones venideras. Las remesas con todo y su impuesto seguirán siendo nuestra
principal fuente de divisas fuera del comercio, que por cierto es la nación
americana quien más nos compra en el mundo. La balanza de capitales es también
la mayor con la economía norteamericana, por lo tanto, y si bien es cierto que
el impuesto tendrá un impacto en los ingresos de varias comunidades sobre todo
rurales de México, considero que hay más oportunidades que desafíos, pues
ordenar la casa del vecino también traerá orden a la nuestra. Por otra parte, no debemos perder de vista a nuestro otro
socio comercial: Canadá, quien con sus 40 millones de consumidores son un
mercado al que hay que buscar mayor acercamiento y oportunidades.
*Miembro consultivo del Colegio de Economistas de colima AC