¡Se les dijo!
BETZAIDA PINZÓN CARRETO*
Lunes 02 de Junio de 2025 8:40 am
COLIMA vivió un episodio inédito este domingo: por primera
vez, la ciudadanía fue llamada a elegir mediante voto directo a integrantes del
Poder Judicial, tanto federal como local. Nueve boletas, 72 cargos, decenas de
nombres desconocidos, y un proceso caótico que confirmó lo que muchos
advertimos desde el inicio: esto no fue una elección democrática, sino una
simulación disfrazada de participación ciudadana. Que conste que se les advirtió: esta reforma impulsada por
Morena no fue pensada para mejorar la justicia, sino para someterla. Nació sin
reglas claras, sin transparencia en la selección de perfiles, sin criterios
objetivos y sin un presupuesto asignado de manera responsable. Lo que sí hubo
fue manipulación. Se denunciaron presiones a servidores públicos, uso de
programas sociales para condicionar el voto, reparto de “acordeones” con los
nombres a marcar, tanto impresos como digitales. En Colima, el despropósito fue aún mayor. La Constitución
permitía postergar la elección local del Poder Judicial hasta 2027, en conjunto
con los comicios para la gubernatura, ayuntamientos, diputaciones locales y
federales; lo que habría generado mayor participación y menor gasto. Sin
embargo, por capricho político, se adelantó la jornada y se destinaron más de
30 millones de pesos que no estaban previstos en el presupuesto estatal. Hasta
hoy, no se sabe qué partidas presupuestales se vieron afectadas por esta
redistribución de recursos. Pero es evidente que ese dinero pudo haberse
destinado a salud, seguridad o infraestructura, necesidades urgentes para los
colimenses. Mientras tanto, el Instituto Nacional Electoral y el
Instituto Electoral del Estado de Colima hicieron lo que pudieron con recursos
limitados. Sin campañas de información efectivas, sin tiempo suficiente ni
herramientas pedagógicas para explicar el proceso, el resultado fue previsible:
casillas vacías, electores confundidos, boletas largas y desconocidas. Muchos
votaron al azar. Otros ni siquiera sabían qué estaban eligiendo. En fin, una
burla a la democracia. Y no es la primera vez. Ya hemos visto este tipo de
“ejercicios participativos” que en realidad son montajes: la consulta para
juzgar expresidentes, la revocación de mandato. Todas con baja participación,
sin consecuencias reales, pero con una narrativa fabricada desde el poder para
simular legitimidad. La mayoría oficialista en el Congreso estableció las
reglas, seleccionó a los perfiles que llegaron a las boletas y usó las
estructuras del Estado para inducir el voto. El proceso no fortaleció la
justicia. La subordinó. Y aquí está el verdadero peligro: cuando el Ejecutivo
controla al Legislativo y ahora busca controlar al Judicial, el sistema de
pesos y contrapesos colapsa. Ya no hay democracia. México no necesita más
simulaciones electorales. Necesita instituciones sólidas, jueces preparados,
procesos de selección rigurosos y transparencia real. El voto popular no puede
convertirse en una herramienta para debilitar la independencia judicial, mucho
menos para legitimar decisiones tomadas en la oscuridad. ¡Se les dijo! Que conste que se les advirtió: esto no fue
democracia. Fue teatro político.
*Diputada Local y Secretaria General del PRI Colima
