Cargando



Un papá “buena onda”



MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA


Viernes 13 de Junio de 2025 9:50 am


jueves, 12 de junio de 2025

Por: Maria Eugenia González Pereyra


Un papá “buena onda”


Nuestros hijos, aunque nos neguemos a asumirlo, están emocionalmente quebrados y nosotros, sus padres, sin darnos cuenta, somos los responsables. En nuestro afán de ser "mejores padres" de lo que fueron con nosotros, en lugar de construir su identidad, la hemos debilitado, forjando en su alma un vacío profundo que urge sanar.


La cruda realidad es que papá y mamá no sabemos decir que no, poner límites, retrasar la respuesta, y los estamos quebrando sin darnos cuenta. Tampoco sabemos darles escucha atenta ni validación amable. Vamos tan de prisa y cargamos con tantas heridas que creemos que evitarlas y creernos mejores que antes basta, que con llenarlos de libertades, pantallas y silencios todo surgirá por arte de magia cuando ya sean adultos. Nada puede ser más falso que ello.


Como cristales envueltos en algodón, nuestros hijos parecen protegidos pero en realidad son cada vez más frágiles. El que no toleren la frustración o una negativa los hará rehenes de sus caprichos toda la vida. Muchos adolescentes hoy se derrumban ante la frustración más mínima: se enojan si no se les permite algo, reaccionan mal ante cualquier límite, colapsan si algo no les sale perfecto. Y aunque una parte de dicha rebeldía es normal del desarrollo neurológico y de la construcción de su personalidad, otra es su incapacidad de crear una autoestima suficiente, una identidad que respeta los límites y una dignidad que los protege del voraz entorno de vacíos. Pero la culpa no es solo de ellos.


Durante años les evitamos el malestar y los ignoramos de fondo, creímos que comprarles bastaba. Con el corazón lleno de amor, les pavimentamos cada camino, les quitamos cada piedra del sendero. Creímos que protegerlos de la incomodidad era amarlos, que no prohibirles ciertas músicas, amistades o comportamientos era ser "un papá buena onda", pero en realidad los estábamos desarmando para enfrentar la vida.


Los niños no desarrollan resiliencia en la comodidad. El carácter se forma en la práctica repetida de superar lo difícil, como músculo que se fortalece solo con resistencia. Educar sin límites ni espera solo genera adultos débiles y dependientes emocionalmente. Ten presente que gritar, descalificar y chantajear no es tener autoridad, mucho menos lo es golpear o humillar. No te extrañe que un adolescente reaccione ante golpes u ofensas, eso es lo sano. ¿Acaso tú no te enfureces si alguien te golpea, si alguien te hiere con sus palabras?


Una madre me contó: "Cuando le digo 'no puedes salir hoy', se pone agresivo. Si algo no le sale bien, se encierra. Todo lo toma como ataque." Ese hijo no sabe perder, no sabe esperar, no sabe posponer. Porque nunca tuvo que hacerlo, porque no le enseñamos a negociar, porque prefiere estar lejos de casa porque no le construimos un hogar, solo le dimos una dirección postal.


Como jardinero que aprende que regar en exceso pudre las raíces, necesitamos aplicar "frustración sana = carácter fuerte". No ceder automáticamente cuando se frustre. Dar pequeñas tareas que requieran esperar o esforzarse. Decir "no" con firmeza amorosa, sin justificar en exceso.


Evitarle toda frustración no es amor, es debilitarle el carácter. Cada "no" firme con cariño construye. Cada obstáculo que enfrenta fortalece su autoestima real, esa que no se desinfla ante el primer tropiezo.


El hijo que no sabe escuchar un "no" mañana no sabrá aceptar un error, una pérdida, un fracaso. Porque el carácter no se hereda, se entrena día a día, límite a límite.


Como árbol que necesita viento para echar raíces profundas, nuestros hijos necesitan la resistencia de la frustración para desarrollar fortaleza interior. No es el viento el que los rompe, es lo débiles que están por dentro.


¡Innovemos algo Ya! Dejemos de criar niños de cristal y empecemos a formar diamantes humanos. Porque quien aprende a doblarse sin romperse danza con las tormentas de la vida. Y si tu pequeño ya es un adolescente extraviado, por favor, corre a terapia emocional y familiar porque las garras de la maldad lo acechan para "llenarle" los vacíos. No permitas que se te vaya roto, entrégalo a la vida completo y pleno, por favor.


Terapia presencial y online, con la autora de esta columna en: innovemosalgoya@gmail.com