ALGO MÁS QUE PALABRAS

VÍCTOR CÓRCOBA HERRERO*
VERSE, REVOLVERSE Y VOLVERSE AMOR
Jueves 26 de Junio de 2025 9:00 am
ALGO MÁS QUE
PALABRAS VERSE, REVOLVERSE Y VOLVERSE AMOR VÍCTOR CORCOBA
HERRERO HAY que retomar los
vínculos, curar las heridas del desarraigo familiar, estacionar
contemplativamente observando nuestro interior, hacer pausas para sentir el
pulso, tomar aliento y rehacerse unidos en la misma dirección; pues tan solo
una vida vivida para los demás, merece la pena que sea mostrada. La gran tragedia de
nuestro paso por aquí no es la muerte, sino que dejemos de amarnos. Precisamos
más que nunca el reconstituyente de la entrega. Reconozco que es arduo
conjugarlo y ejercitarlo para sí, simplemente hay que analizar lo vivido y
notar que nunca es intachable, detenerse en el presente que es una muestra
indicativa y su futuro siempre es condicional. Cada día más personas
buscan rehacer sus savias, engendrar nuevos sueños y vivir con dignidad. Toda
existencia es una permanente y continua sucesión de oportunidades para
sobrevivir. Lo importante es sentirse, reencontrarse consigo mismo, al menos
para poder quererse. Nos toca salir de nuestras propias miserias para madurar y
llegar a ser algo en sí mismo. Pensemos que, a través de la acción colectiva,
germina la ilusión y reaparece un clima de concordia. Es valioso respetar
para sentirse correspondido mutuamente, la primera condición para poder
movernos humanamente y, por ende, cohabitar. Por otra parte, tampoco la
relación será aceptable a no ser que el cuerpo y el espíritu vivan en sana
conciliación, si no hay equilibrio natural entre el decir y el obrar.
Centrémonos en nosotros, para reconstruir comunidades acogedoras. La realidad
está ahí: cada minuto, veinticuatro personas lo dejan todo para huir de la
guerra, la persecución o el terror. Ojalá aprendamos, pues, a solidarizarnos
con los refugiados. Amar es sentirte parte. Jamás excluyamos a nadie. En sociedades cada
vez más diversificadas, resulta indispensable cultivar la benevolencia para
comprenderse, a fin de garantizar una interacción armoniosa entre las
diferentes culturas. En este sentido, dicha convivencia constituye el
patrimonio común de la humanidad y ha de ser reconocida y consolidada en
beneficio de las generaciones, tanto actuales como futuras. Conscientes de que
los solsticios y equinoccios simbolizan la fertilidad de la tierra, los
sistemas de producción agrícola y alimentaria, el patrimonio cultural y sus
tradiciones milenarias, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció
que la celebración de esos eventos es una encarnación de la unidad del
patrimonio cultural y un referente de luz, para disfrute del preciso y precioso
momento. Son este tipo de
conmemoraciones las que fortalecen los lazos entre sus moradores y las
respectivas moradas. El entendimiento solo llega por la quietud, y su origen se
sustenta en el auténtico amor. Ya debería ser evidente para todos, que las
guerras como medio para resolver las controversias han sido rechazadas. Al fin y al cabo,
lo sustancial no es tanto mantenerse vivo, como perseverar indulgente,
emparentado con el soplo donante. Por eso, cada batalla es una destrucción del
valor humanitario. Cambiemos, nada es difícil para el que ama, ¡nunca lo
olvidemos! corcoba@telefonica.net