INDICADOR POLÍTICO

CARLOS RAMÍREZ
Reforma en seguridad, incompleta
Jueves 26 de Junio de 2025 9:05 am
INDICADOR POLÍTICO Reforma en seguridad,
incompleta CARLOS RAMÍREZ LA estructura
de seguridad pública que se está terminando de cocinar en el Congreso es la más
completa desde que el paradigma de la seguridad dejó de ser un instrumento de
control político del Gobierno en 1982 para convertirse es un mecanismo de
funcionalidad para la estabilidad nacional. El paso que
falta se localiza en la necesidad de superar los enfoques militar y civil de la
seguridad para construir nuevas doctrinas gubernamentales que den eficacia
operativa a las
nuevas funciones de definición legal. El nuevo
paradigma de seguridad no hace más que reordenar lo que ya existe. En la
actualidad funcionan tres enfoques de seguridad: pública, para proteger los
bienes ciudadanos; nacional, para fijar la línea roja de la soberanía; e
interior como una fusión de las dos asumiendo la delincuencia no como un
problema de fuero común sino como un asunto de inestabilidad para el desarrollo
y un tema central de definición de las funciones del Estado frente la
delincuencia organizada. La
participación de las Fuerzas Armadas en apoyo el combate de las organizaciones
policiacas civiles marcó el nuevo escenario de la inseguridad interior: las
bandas del crimen organizado no son de ladronzuelos ni roba
carteras, sino que se constituyen ya en un poder con fuerza física armada suficiente
para capturar las estructuras burocráticas, políticas, civiles y territoriales
que le corresponden al Estado soberano nacional. La complejidad
en la reorganización de las estructuras delictivas está a la vista y ya ha sido
ya señalada por denuncias internacionales. La disputa por la oficina federal de
inteligencia comenzó desde el retiro de Fernando Gutiérrez Barrios de la Federal
de Seguridad y el arribo de los políticos con José Antonio Zorrilla Pérez a la
cabeza. Lo que eran
instrumentos de control de la delincuencia se convirtieron el mecanismo de
complicidad: todavía sigue abierto el caso de la participación gubernamental de
la Secretaría de Gobernación de Manuel Bartlett Díaz y la Federal de Seguridad
de Zorrilla Pérez en la configuración y fortalecimiento del cártel de
Guadalajara que se consolidó bajo el criterio de que era mejor tener uno y
controlado. El destino del
ahora Centro Nacional de Inteligencia no debe terminar en la lucha burocrática,
sino en la configuración de nuevas doctrinas que fusionen los enfoques civiles
de seguridad y las preocupaciones militares que tienen que ver con la
soberanía. Lo peor que le puede pasar a la actual de la organización del
aparato de seguridad es caer en un espacio de falta de integración del
pensamiento estratégico basado en inteligencia civil-militar. La ausencia de
una ley de seguridad interior también será un obstáculo para la nueva
reorganización porque plantea la carencia de un espacio de entendimiento
cívico-militar ante bandas del crimen organizado que no solo cometen delitos ni
nada más trafican droga, sino que están capturando las estructuras de Gobierno
y del Estado. La seguridad interior es una doctrina que define las formas en
que la delincuencia que están desplazando al Gobierno y al Estado y en los
hechos el nuevo paradigma de seguridad interior fusiona reglas y capacidades de
las tres seguridades: pública, nacional e interior. En los hechos,
el expresidente López Obrador dio los primeros pasos para la nueva doctrina de
seguridad e interior, pero no lo consolidó y permitió los desentendimientos
civiles y militares. La reforma de la presidenta Sheinbaum será útil solo en el
contexto de institucionalizar el paradigma de seguridad interior. Política para dummies: la política no
funciona sin pensamiento de seguridad estratégica.
@carlosramirezh