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La gran reflexión que nos debemos



EDUARDO SÁNCHEZ GARCÍA*


Miércoles 02 de Julio de 2025 9:56 am


La gran reflexión que nos debemos

EDUARDO SÁNCHEZ GARCÍA*


COMO mexicanos, estamos en un momento crucial que nos obliga a detenernos y mirar con atención el rumbo que lleva nuestro país. Las recientes reformas que concentran poder en las instituciones de seguridad, aprobadas con celeridad, han encendido alarmas sobre el equilibrio entre autoridad y libertad. Estas decisiones, que fortalecen el control estatal, plantean un riesgo creciente para las libertades individuales y colectivas, mientras el debate público parece desdibujarse en medio de la polarización y la apatía. Es hora de hacernos una pregunta fundamental: ¿hacia dónde vamos como nación y qué México queremos construir?

Hemos normalizado realidades que deberían estremecernos. La violencia, que se ha infiltrado en nuestra vida cotidiana, ya no sorprende; la aceptamos como parte del paisaje. Las cifras de homicidios, desapariciones y extorsiones son abrumadoras, pero más preocupante es nuestra resignación ante ellas. Al mismo tiempo, hemos permitido que la popularidad se convierta en sinónimo de capacidad para gobernar. Elegimos líderes por su carisma o por la emoción del momento, no siempre por su visión, preparación o compromiso con el bien común. Esta dinámica nos ha llevado a un punto en el que el poder se concentra sin contrapesos, mientras la legalidad y la prosperidad parecen alejarse.

Entonces, ¿cuál es nuestro rol como ciudadanos? La respuesta no es sencilla, pero comienza con la reflexión. Debemos cuestionarnos qué papel jugamos en esta historia colectiva. ¿Somos meros espectadores o estamos dispuestos a actuar? La ciudadanía no se limita a votar cada seis años; implica participar activamente en la construcción del país. Esto significa informarnos, debatir con respeto, exigir rendición de cuentas y, sobre todo, no ceder al conformismo. La paz, la prosperidad y la legalidad no son regalos que caen del cielo: son conquistas que requieren esfuerzo colectivo.

Retomar el rumbo hacia un México en paz implica recuperar la confianza en las instituciones, pero también en nosotros mismos. Necesitamos fortalecer el Estado de derecho, garantizar que las leyes se apliquen sin distinción y que el poder no se convierta en un fin en sí mismo. Como ciudadanos, podemos empezar por lo pequeño: organizarnos en nuestras comunidades, alzar la voz contra la injusticia, apoyar a quienes defienden la transparencia y la justicia, y educar a las nuevas generaciones en valores cívicos. La legalidad no es solo tarea del gobierno; es una responsabilidad compartida.

El México que queremos no se construirá solo. Requiere que dejemos de normalizar lo inaceptable y que asumamos nuestro lugar como agentes de cambio. Reflexionemos: ¿qué país queremos dejar a nuestros hijos? ¿Uno donde la violencia y la concentración del poder sean la norma, o uno donde la paz, la prosperidad y la legalidad sean la base? La respuesta está en nuestras manos, pero el primer paso es mirarnos al espejo y decidir qué estamos dispuestos a hacer. Esta es la gran reflexión que nos debemos.


*Presidente de Coparmex Colima