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Puerto comercial para todos



RUBÉN DARÍO VERGARA SANTANA


Miércoles 02 de Julio de 2025 9:58 am


Puerto comercial para todos

RUBÉN DARÍO VERGARA SANTANA

EL nuevo puerto Manzanillo-Cuyutlán avanza como uno de los proyectos logísticos más ambiciosos del sexenio. La Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona) Manzanillo propuso reubicar la Terminal Especializada de Contenedores I, actualmente operada por SSA Marine México, a este nuevo espacio portuario. La propuesta fue presentada el 20 de junio ante su Consejo de Administración, y publicada por el medio “T21” el 23 de junio de 2025 (Enrique Duarte Rionda).

La reubicación, basada en el artículo 41 de la Ley de Puertos, tiene como objetivo descongestionar el actual puerto comercial, liberar espacio en San Pedrito y reorganizar la operación portuaria. Se proyecta que SSA Marine invierta al menos 800 millones de dólares para construir su nueva terminal en un área que se ampliará de 35 a casi 90 hectáreas.

Todo esto suena estratégico desde el punto de vista logístico. Sin embargo, la gran pregunta que debemos hacernos en Colima es: ¿qué beneficios concretos dejará esta obra en la vida de la población local? La respuesta debe ir más allá del discurso técnico.

El desarrollo portuario no puede verse solamente como una suma de muelles y contenedores; debe reflejarse en derechos garantizados. El artículo 4º constitucional establece que todas las personas tienen derecho a la salud, a la educación, a la vivienda y a un medio ambiente sano. Por lo tanto, este megaproyecto debe considerar seriamente si la infraestructura actual para la atención a la salud es suficiente para atender el crecimiento poblacional y de trabajadores que el nuevo puerto generará.

Si no lo es, se deben planear nuevas unidades médicas, clínicas o centros de atención que permitan ofrecer servicios de salud dignos y accesibles para quienes vivan o laboren en la zona. Lo mismo aplica para la educación, la vivienda, el transporte público y los espacios de convivencia. No se trata solo de instalar infraestructura para mover mercancía, sino de construir condiciones para una vida digna en las comunidades que rodearán al puerto.

Además, se deben establecer mecanismos claros para que los ingresos generados por el nuevo puerto beneficien directamente a los colimenses. La riqueza no puede quedarse en manos de operadores privados o desaparecer en estructuras administrativas centrales. Es justo que parte de esa derrama económica vuelva a las comunidades que lo alojan.

El área donde se construye este nuevo puerto es también un entorno con valor ambiental y social. Familias colimenses, especialmente pescadores, dependen de sus cuerpos de agua para subsistir. Por eso, cualquier intervención debe respetar ese entorno y proteger su equilibrio ecológico. Las evaluaciones ambientales deben ser objetivas, transparentes y vinculantes, y la comunidad debe participar en el diseño y supervisión de estas obras.

Tampoco puede financiarse este proyecto a costa de seguir engrosando la deuda pública nacional. Si hay recursos públicos involucrados, deben cuidarse con responsabilidad, y si hay inversión privada, debe estar sujeta a vigilancia estricta. El desarrollo no puede construirse hipotecando el futuro de generaciones.

Colima tiene frente a sí una oportunidad histórica. El Nuevo Puerto de Manzanillo no debe ser solo una estructura logística moderna, debe convertirse en un símbolo de desarrollo humano, ambientalmente sostenible y socialmente justo. Al final, lo que se mueve en un puerto no son solo mercancías, son derechos, oportunidades y vidas.