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Instituciones y su responsabilidad en política cultural



OMAR CÁRDENAS LÓPEZ*


Viernes 04 de Julio de 2025 8:40 am


LA dinámica cultural está siendo rebasada por la inseguridad y el uso de los dispositivos, generando una adicción a los últimos catalogadas ya por la OMS, en igualdad al tabaquismo, alcoholismo etc.  y las consecuencias que eso implica, esto provoca ausentismo en agrupaciones dedicadas a la formación artística, que cada día tienen menos alumnos, incluso en las más representativas, cuyo impacto será muy pronto irreversible.

¿La causa?  es multifactorial, pero se advirtió los riesgos de degradar a Subsecretaría de cultura al área responsable, y hoy, pareciera que la gestión de recursos tiene que pasar por más firmas y a casi tres años del sismo que afectó el edificio central de casa de la cultura, todo está en el abandono, oficinas, personal y hasta talleres se han vuelto itinerantes complicando la continuidad en el aspecto formativo y recurriendo a las acciones eventuales. 

Colima enfrenta una crisis dialéctica entre autoridad y comunidad artística en los ámbitos estatal y municipal, pues la coordinación que algún día tenían ambos, hoy pareciera afectarse por dos grandes razones, la presupuestal y la ideológica.

Apenas en 2015 se había logrado la creación de la Secretaría de Cultura Federal, con un ligero incremento presupuestal, pero en 2025, según las fuentes oficiales, es el año que menos recursos se adjudicaron para cultura, y a pesar de una reasignación ni siquiera igualó al 2024. 

En Manzanillo ni la misma filiación política ayudó a desenredar los hilos para la reconstrucción del tejido social en seis años, y actualmente al igual que en otros municipios, se ha recurrido a los festivales con artistas comerciales gratuitos, que de acuerdo a la naturaleza presupuestal están muy por encima de las posibilidades de un municipio, comprometiendo en un festival de 10 días, los recursos de años y con un impacto  tan efímero como los conciertos, provocando  la casi extinción por falta de apoyo para vestuarios y nómina de maestros, de algunas agrupaciones municipales  que  representaron al municipio dentro y fuera del país, además, habían logrado autonomía en la agenda cultural e incluso, muchos de los actuales funcionarios de ahí salieron y entonces surge la pregunta ¿Qué le sucedió a la dinámica cultural en Colima?

El  ISSSTE , el IMSS, e incluso la Universidad de Colima ofertaban gran variedad de talleres artísticos, pero hoy, las agrupaciones que antes viajaban con todos los gastos pagados, como una forma de estimular sus esfuerzos, realizan funciones de recaudación de recursos y no se diga los artistas independientes, que prácticamente han tenido que incursionar en el emprendimiento cultural, pero el comercio y la cultura, son antagónicos en sus principios, provocando que la creación se someta, a la oferta, demanda y capricho del que paga, muchas veces, alejándose de la verdadera creación artística que propicia la identidad cultural.

Toda autoridad cultural institucional, está obligada a conciliar, buscar el financiamiento y hacerlo fructificar con resultados que la sociedad pueda consumir, implementar acciones para la formación, promoción y consumo del arte, para todos los gobernados y no para unos cuantos, los artistas siempre han mostrado disposición y seguramente hoy, más conscientes de una situación complicada lo harían nuevamente, solo falta crear los espacios para el diálogo, pero, la polarización ideológica está frenando algo que siempre está en movimiento como lo es la cultura y recordemos, que hasta el agua, más limpia y pura, estancada, se pudre. 

Talento hay, solo falta escucharlo.

 

*Profesional asociado en danza escénica, promotor cultural y difusor de la inclusión para PCD