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Los números detrás de una aparente mejora



DAVID VILLARREAL ADALID


Martes 05 de Agosto de 2025 10:20 am


Los números detrás

de una aparente mejora

DAVID VILLARREAL ADALID*

 

LOS números indican que México avanza: los hogares tienen más dinero que hace 2 años, el ingreso promedio trimestral ascendió a 82 mil pesos, y el coeficiente de Gini (que mide la desigualdad) es de 0.45, el menor nivel en los últimos 8 años. El 30 de julio pasado, el Inegi publicó la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024, y aunque hay resultados positivos, continúan algunas de las brechas estructurales que dividen al país desde siempre.

La ENIGH señala que el 10 por ciento más rico de los hogares ingresa, en promedio, 236 mil pesos trimestrales (es decir, 78 mil pesos por mes), mientras que el 10 por ciento más pobre apenas alcanza los 16 mil 800 (es decir, 5 mil 600 por mes). Esto quiere decir que una familia rica percibe 14 veces más ingreso que una familia pobre. Aunque la diferencia se redujo desde 2016, cuando era 21 veces mayor, la brecha persiste.

Las transferencias (pensiones, becas, donativos, y programas de Gobierno) han jugado un papel fundamental para esta reducción parcial. En este segmento, se incluyen los programas sociales, que aumentaron más de 25 por ciento en zonas urbanas y casi 30 en áreas rurales desde 2016. A partir de éstas, que permiten compensar raquíticos ingresos laborales, el Gini se reduce a 0.391. Es decir, sin transferencias, la desigualdad sería mucho mayor: si solamente se consideran los ingresos por trabajo entre el decil más alto y bajo, la brecha se amplía de 14:1 a 20:1.

Cabe mencionar que la desigualdad tiene género: las mujeres perciben 34 por ciento menos ingreso que los hombres; es decir, por cada 100 pesos que recibe un hombre, una mujer recibe 66. Cuando son cabezas de hogar, el ingreso trimestral es 12.4 por ciento menor que los hogares encabezados por hombres. Esta brecha se profundiza ante la maternidad: una mujer con un hijo ingresa 36 por cientomenos que un hombre; con dos, 42 menos. Si no fuera poco, los estudios profesionales no son garantía para reducir estas brechas: una mujer con estudios profesionales gana un tercio menos que un hombre.

Ahora bien, la educación sigue siendo un factor determinante en la distribución del ingreso; mientras una persona con posgrado percibe cerca de 95 mil pesos por trimestre, quien solo completó la primaria recibe 16 mil. Esta brecha educativa, por supuesto, afecta los ingresos individuales, pero también amplía la desigualdad regional en función de la cobertura educativa nacional. Estados con mayor escolaridad, como Nuevo León, Querétaro y CDMX, reportan ingresos superiores a 100 mil pesos trimestrales, mientras que Chiapas, Guerrero y Oaxac,  rondan en 40 mil pesos por trimestre.

Las brechas en el acceso a servicios de salud también persisten. En 2024, 63.3 por ciento de la población reportó contar con algún tipo de servicio médico, en comparación con 82.6 por ciento de 2016.

Si bien México pareciera menos desigual que hace 8 años, esta evolución ha estado sostenida por el reparto de transferencias y no por una transformación estructural de la economía. Los ingresos por trabajo son precarios, la movilidad social está en función de la preparación educativa pero restringida por factores de género, etnicidad y región.

Por tanto, aunque el Estado mexicano ha logrado reducir la brecha de desigualdad entre las y los mexicanos, tiene un desafío más profundo enfrente: las divergencias históricas que separan al norte del sur, a hombres de mujeres, y a grupos vulnerables del resto de los ciudadanos. Hasta entonces, México seguirá albergando la cruel realidad de dos mundos: los que avanzan y los que sobreviven.

 

*Presidente de la Asociación de Egresadas y Egresados de Economía Ucol

dvaeconomia@gmail.com