Márquez por la historia

DAYRA YISCEL GÓMEZ DÁVILA*
Viernes 26 de Septiembre de 2025 10:03 am
Márquez por la historia DAYRA YISCEL GÓMEZ DÁVILA* HAY fines de semana que parecen diseñados para quedarse en la memoria, y el de Motegi tiene todas las papeletas. Marc Márquez llega al Gran Premio de Japón con una ecuación simple en apariencia: necesita sumar tres puntos más que su hermano, Álex, para consagrarse campeón mundial de MotoGP. Si lo logra, levantará su séptima corona en la categoría reina y la novena en su carrera. Suena fácil, ¿verdad? La pregunta es: ¿cuánto pesa la historia cuando se tiene a tiro un título después de años de sequía y un calvario de lesiones? Japón es un lugar especial para Márquez. Allí ya cerró tres campeonatos, todos con Honda, la fábrica que fue su hogar y cárcel durante años. Fue en este mismo circuito donde se consagró en 2014, 2016 y 2018. Ahora, la vida le da otra oportunidad, vestido de rojo Ducati, para firmar su segundo aire en MotoGP. No es poca cosa: en un deporte que castiga la mínima duda, el “93” ha demostrado que sabe reinventarse tras cuatro operaciones en el brazo derecho, dos episodios de diplopía y la amarga etapa en la que incluso pensó en retirarse. Lo cierto es que Marc no necesita calculadora, pues su temporada ha sido tan demoledora que dejó el título encarrilado antes del verano. Once victorias dominicales y 14 sprints ganados en tan solo 16 fines de semana. Este dominio le recuerda sus mejores tiempos. Con 182 puntos de ventaja, solo su hermano, Álex, mantiene la matemática en pie, aunque él mismo admite que su papel es retrasar lo inevitable. El subcampeonato es un premio jugoso, pero todos saben que, tarde o temprano, el mayor de los Márquez terminará abrazando la corona. Lo más llamativo es la manera en que Marc afronta este reto: sin prisas y con otra cabeza. Minimizando riesgos, respetando el cuerpo y disfrutando del momento. Ya dejó atrás el joven temerario que se tiraba a cada curva con la convicción de que el suelo era solo un lugar de paso. Hoy, con 32 años, se reconoce más maduro y consciente, al saber que los títulos se disfrutan más cuando se entienden como parte de una vida, no como el centro de ella. ¿Será que los grandes campeones se definen no por lo que ganan, sino por cómo sobreviven a lo que pierden? Si gana el domingo, lo hará además con un hito simbólico: su victoria número 100 en todas las categorías, un club exclusivo al que solo pertenecen Giacomo Agostini y Valentino Rossi. Con nueve títulos mundiales alcanzaría precisamente al ídolo italiano, quedando a un paso del récord absoluto de Agostini en MotoGP. Como el propio Márquez insiste, las cifras son secundarias. Lo que de verdad importa es la huella. Un atleta no se mide por sus títulos, sino por la forma en que cambió el deporte. Marc quiere lo mismo: que lo recuerden por haberlo dado todo sobre la moto. Motegi puede ser la estación donde Marc Márquez frene el sufrimiento de cinco años y arranque de nuevo la maquinaria de su leyenda. Por otra parte, falta el último cálculo: tres puntos más que su hermano. Parece una resta sencilla, pero detrás hay una suma monumental de coraje, resistencia y talento. Quizá el domingo, cuando caiga la bandera a cuadros, descubramos que no es que los campeones de verdad vuelvan, sino que nunca se fueron. *Periodista deportiva