A un año de Gobierno

ROGELIO SALAZAR BORJAS*
Miércoles 08 de Octubre de 2025 9:57 am
A un año de Gobierno ROGELIO SALAZAR BORJAS* PARA el ciclo político mexicano transexenal, por historia, el primer año de gobierno siempre se convierte en el más complicado para las administraciones públicas federales. Y este no ha sido la excepción. Pese a provenir del mismo signo político, lo que podría ser una condición favorable en términos de transición, y a contar con una abultada mayoría en las cámaras de Diputados y Senadores, más de dos tercios de las gubernaturas y un nuevo poder judicial a modo, parecería que no existen nubarrones que impidan llegar a buen puerto. Sin embargo, existen riesgos que se escapan de la esfera política o que, incluso con las condiciones a favor, no necesariamente garantizan un mejor desempeño, como es precisamente la economía, que enfrenta importantes retos en el mediano plazo. Estos retos requerirán no solo de buena voluntad política, sino de expertos en el manejo de las variables. El crecimiento del PIB en el presente año difícilmente alcanzará el uno por ciento, en una región latinoamericana donde Argentina y Brasil tendrán un cierre del año con un PIB del 4.6 por ciento y 2.4 por ciento, respectivamente. En la región norteamericana, en los principales socios de México, como Canadá y EU, se prevé que su crecimiento será del doble o más que el de nuestra economía, lo que nos deja en un rezagado lugar con respecto a los comparativos regionales de las economías más grandes del continente americano. En materia comercial, México no alcanza a comprender su lugar. Mientras que su flujo exportador e importador se concentra en Norteamérica, coquetea con los países integrados en los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, entre otros). Es decir, pierde trato preferencial con EU y la crisis de aranceles con China lo ha llevado a un desgaste continuo con la nación asiática desde que, en su paquete económico de 2026, le impone tasas arancelarias mayúsculas. Respecto a la hacienda pública, la contratación de deuda anterior, sumada a la de la pasada administración y lo acumulable en la presente, ya rebasan los 20 billones de pesos, la mayor cantidad de pasivos en la historia moderna de nuestro país. Aunada a una imparable deuda de PEMEX, el panorama se torna complejo, generando presiones a las finanzas públicas en materia de deuda y su servicio, que este año implicará el pago de 1.6 billones de pesos por concepto de intereses. Esto representa el 4.1 por ciento del PIB o, en su caso, el 31 por ciento del gasto total de México en este año. Para el siguiente año se cumplirá el plazo para la revisión del T-MEC, lo que advierte una posible cancelación del mismo. Esto daría paso a que la principal potencia del norte celebre acuerdos comerciales binacionales con sus homólogos, Canadá y México, lo que conllevaría a un rediseño estructural de la política comercial, poniendo fin a un TLC que ha operado durante más de 30 años. Este riesgo es perfectamente latente. Los ingentes presupuestos destinados a las refinerías y a la construcción de la Olmeca o Dos Bocas en Paraíso, Tabasco, aún no terminan de mitigar la alta dependencia de petrolíferos extranjeros, y ni qué decir del gas natural, del cual importamos más del 95 por ciento de este energético. La cancelación de fondos mineros, nuevos yacimientos de los mismos, así como la iniciativa de cancelar acuíferos o concesiones de agua para la industria y ganadería, tampoco son alicientes para la inversión. Una estructura de gasto basada en subsidios sociales y deuda resta importantes fondos para el apalancamiento de sectores productivos. Así las cosas, el primer año de gobierno se ha presentado como tan solo un continuismo de la política económica anterior, solo que con más dudas que aciertos. *Miembro consultivo del Colegio de Economistas de Colima AC