El sueño en marcha

DAYRA YISCEL GÓMEZ DÁVILA*
Viernes 10 de Octubre de 2025 1:18 pm
DICEN que los sueños se construyen con pequeñas victorias y
México Sub-20 está en eso. Lo confirmó en Santiago de Chile, donde el equipo de
Eduardo Arce ha demostrado que el fútbol juvenil mexicano puede jugar con
cabeza fría, pies firmes y corazón caliente. Después de eliminar al anfitrión con autoridad, el Tri
juvenil ahora se prepara para una prueba mayor: Argentina, el rival que separa
la ilusión del logro. ¿Será este el salto generacional que el fútbol mexicano
necesita? El camino ha sido prometedor. México llegó invicto a los Cuartos de
Final tras empatar con España y Brasil (dos potencias de siempre) y vencer a
Marruecos y a Chile. En un torneo que suele ser terreno de gigantes, el equipo
tricolor ha sabido sobrevivir con orden, equilibrio y un fútbol que combina
talento y trabajo. No hay improvisación: hay estructura, identidad y un grupo
que entendió que el éxito colectivo está por encima de cualquier nombre. Claro que hay figuras. Gilberto Mora, el mediocampista de
Xolos, se ha convertido en el símbolo de esta generación. Tres goles, dos
asistencias y una madurez que sorprende para su edad. Pero lo mejor de este
equipo es que nadie juega para el lucimiento personal: Yael Padilla, Hugo
Camberos y compañía han hecho del “nosotros” su mejor estrategia. Lo sabe Arce,
quien insiste en que el mérito no es de una estrella, sino de un grupo
comprometido con una misma causa. El reto que viene no es menor. Argentina llega con paso
perfecto, cuatro triunfos y la memoria de su historia: seis títulos mundiales
Sub-20 y una rivalidad que siempre enciende el orgullo. Pero México no es el
mismo que aquel que cayó en 2007 o 2011. Este Tri juega con la serenidad del que ya ha sido puesto a
prueba y con la frescura de quienes todavía sueñan. Si algo ha dejado claro
esta generación, es que no teme a los nombres ni a los pronósticos. Ganar a
Argentina no solo significaría un boleto a semifinales: sería un mensaje de
cambio. Porque detrás de estos jóvenes hay una base sólida que ya juega en
Primera División, que aprende rápido y que sabe competir sin complejos. En ellos está la posibilidad de reescribir el relato del
fútbol mexicano: pasar de la promesa eterna a la construcción real de un
proyecto. El balón rodará el sábado, y con él, una nueva oportunidad para
creer. Tal vez no haya certezas, pero sí una sensación poderosa: este Tri
Sub-20 está aprendiendo a ganar desde el juego, no desde el discurso. Y eso, en
tiempos de tanto ruido, ya es una pequeña revolución. Si este grupo logra mantener su unión y madurez, más allá
del marcador ante Argentina, el verdadero triunfo estará en consolidar una
generación que juegue sin miedo, con estilo propio y con el orgullo de vestir
una camiseta que todavía sueña en grande.
*Periodista Deportiva