ESTACIÓN ESPERANZA

VLADIMIR PARRA BARRAGÁN
Electrolit: ¿Rehidratante o evasor fiscal?
Lunes 13 de Octubre de 2025 8:06 am
ESTACIÓN
ESPERANZA Electrolit:
¿Rehidratante o evasor fiscal? VLADIMIR PARRA
BARRAGÁN* EN un México
donde la salud pública y la equidad fiscal chocan con intereses corporativos,
la bebida Electrolit ha pasado de ser el salvavidas de las resacas a estar en
el centro de una batalla ideológica. Y es que Claudia Sheinbaum sigue
combatiendo la corrupción, y este caso es el reflejo perfecto de cómo grandes
farmacéuticas, como Laboratorios Pisa (dueños de Electrolit), han tejido una
red de privilegios que cuestan miles de millones al erario público. La polémica
estalló con una iniciativa presentada en la Cámara de Diputados para
reclasificar bebidas como Electrolit, registradas ante la Cofepris como
medicamentos. Estas soluciones orales evaden IEPS e IVA, lo que representa una
exención fiscal que ha dejado de recaudar hasta 12 mil mdp en los últimos cinco
años solo por Electrolit. Este intento
por cerrar un vacío legal que beneficia a corporativos no es por la eficacia
del producto, sino porque da pie a un uso recreativo desmedido. Se vende como
rehidratante, pero contiene 21 gramos de azúcar por litro, lo que triplica el
límite diario recomendado por la OMS. Aunque es menos azúcar que en refrescos
(105 g/l), su contenido se acerca más a uno azucarado como Gatorade (34 g/l)
que a un hidratante puro como Pedialyte (9 g/l), lo que valida las críticas
fiscales. Además, su nivel de sodio y ausencia de sellos fomentan su consumo
masivo sin regulación. Gravarlo no lo criminaliza; solo lo equipara a
competidores como Gatorade, que pagan IEPS desde 2014. Podría generar entre
3,500 y 5,000 millones de pesos extras para salud pública en 2026. Pero ¿quién es
Laboratorios Pisa? Fundado en los años 40 en Jalisco, la empresa es un coloso:
catorce plantas, 30,000 empleados y líder en medicamentos infantiles y
oncológicos, con un largo pasado de corrupción. En 2010, la COFECE los multó
por colusión en licitaciones de insulina, inflando precios junto con
competidores como Eli Lilly. En 2019, Cofepris clausuró siete plantas por
contaminación bacteriana, y la SFP los inhabilitó por manipular información en
contratos con el IMSS. Además, Pisa donó 6 millones de pesos a Mexicanos contra
la Corrupción (MCCI), financiada por EU y opositores a AMLO. Además, ellos
fueron causantes del desabasto de medicamentos para cáncer infantil. En 2019 y
2020, Pisa monopolizaba el metotrexato (para leucemias pediátricas) y retuvo 36
mil frascos listos para entrega al Hospital Infantil Federico Gómez,
chantajeando con la reapertura de sus plantas irregulares, lo que causó
protestas de padres y comprometió la vida de menores. AMLO y
López-Gatell lo denunciaron. La SFP abrió seis expedientes, culminando en
inhabilitación de treinta meses en 2020, anulada en 2022 por el Tribunal
Federal de Justicia Administrativa vía amparos. Esto evidencia la importancia
de la Reforma de Amparos impulsada por nuestra presidenta Claudia Sheinbaum para
evitar la impunidad vía ese medio. Electrolit no es un pionero; es parte
de un patrón global en que empresas reclasifican productos para evadir
impuestos. El caso Electrolit no es un capricho gubernamental; es justicia
fiscal. Gravarlo generaría recursos para la salud pública y promovería el
consumo responsable. El mensaje es claro: la transformación no
tolera la evasión, ni el lucro privado a costa de la salud de las grandes
mayorías.
*Director de Ciapacov