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Caballos bajo el sol colimote



JUAN AUGUSTO HERNÁNDEZ RIVERA*


Jueves 16 de Octubre de 2025 8:39 am


LAS cabalgatas se han convertido en una de las tradiciones más esperadas en el estado de Colima. Familias enteras salen a las calles a admirar el paso de jinetes y caballos que, entre música y color, llenan de vida nuestras comunidades. Detrás de esa imagen festiva, sin embargo, existe una realidad poco observada: la resistencia física de los caballos que, durante horas, soportan el intenso calor tropical.

En estos desfiles suelen participar ejemplares de razas europeas como el Español y el Frisón, elegidos por su porte, elegancia y fama internacional. El primero tiene origen en la Península Ibérica y el segundo es la única raza autóctona de los Países Bajos. Ambas fueron desarrolladas en regiones templadas o frías, muy distintas al clima cálido y húmedo de Colima. Aunque han mostrado cierta capacidad de adaptación, no están naturalmente diseñadas para soportar temperaturas extremas.

El calentamiento global ha intensificado las olas de calor en todo el país, y Colima no es la excepción. Temperaturas que superan los 40°C ponen a prueba a cualquier ser vivo, especialmente a los animales de trabajo o exhibición. En el ámbito ganadero, el estrés calórico representa pérdidas considerables: tan solo en EU se estiman 2 400 millones de dólares anuales por sus efectos en la productividad. En los caballos, este fenómeno ocurre cuando la temperatura corporal aumenta y el organismo no logra disipar el calor generado durante la actividad física.

Los equinos poseen una zona de confort térmico entre 5 y 25 °C. Por encima de esos valores, el esfuerzo del sistema cardiovascular se multiplica. Al iniciar el trabajo, el flujo sanguíneo hacia los músculos se incrementa para suministrar energía y oxígeno, lo que produce más calor interno. Si el ambiente es caluroso y húmedo, ese exceso de temperatura puede desencadenar fatiga, deshidratación y, en casos graves, colapso.

Estudios en caballos del Golfo de México han mostrado que el estrés calórico está presente tanto por la mañana como por la tarde, sin periodos de alivio térmico en climas tropicales. Los animales afectados presentan aumento de la temperatura corporal, frecuencia respiratoria y cardiaca, junto con disminución en el consumo de alimento. A nivel hormonal, se observa un aumento del cortisol, la hormona del estrés, y una reducción de las hormonas metabólicas que sostienen la energía y el rendimiento.

Afortunadamente, los caballos cuentan con un sistema de termorregulación eficiente: sudan, jadean y eliminan calor por orina o heces. Pero estos mecanismos tienen un límite. En condiciones de calor extremo, requieren apoyo humano: sombra, descanso, agua fresca y forraje de buena calidad.

Reflexionar sobre ello no significa cancelar las cabalgatas, sino hacerlas más conscientes y responsables. Ajustar los horarios para realizarlas temprano o al atardecer, incluir bebederos, comederos o revisar el estado de salud de los animales durante el trayecto, así como promover razas mejor adaptadas al trópico son acciones sencillas que pueden marcar la diferencia. Porque celebrar nuestras tradiciones también implica cuidar a quienes las hacen posibles: los caballos que cabalgan bajo el sol colimote.


*Profesor de la facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UdeC