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INDICADOR POLÍTICO



CARLOS RAMÍREZ

La ficción política de Brugada deja a la ciudad al garete


Jueves 16 de Octubre de 2025 8:41 am


HAY ocasiones en que la demagogia ahoga a los demagogos. A la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, se le hizo muy simbólico proyectar su modelo de zonas culturales conocidas como “Utopías” y, en la comparecencia de su primer informe de gobierno, dijo claramente que la capital de la República debe ser llamada “Ciudad Utopía”.

Y muchas veces (quizá más de las que se debieran) los políticos suelen caer víctimas de sus propias palabras. Utopía es un concepto filosófico que quiere decir literalmente el “no lugar” (u, no; topos, lugar). Y la Real Academia, que vigila el uso del lenguaje, da dos definiciones: plan, proyecto, doctrina o sistemas ideales que parecen de muy difícil realización.

Por si hiciera falta, la misma Academia proporciona en el Diccionario de la lengua una lista de sinónimos de utopía: Quimera, fantasía, ilusión, sueño, invención, fábula, idealización, imaginación, ficción, alucinación, ideal, anhelo.

En este escenario lingüístico que los políticos suelen olvidar, la jefa Brugada está descalificando de origen el alcance de su visión de la Ciudad de México como ciudad utópica irrealizable. Lo malo es que los encontronazos diarios con la realidad sacuden la credibilidad de la ciudad más grande de la República y solo confunden a los ciudadanos que ven el lado contrario de la utopía demagógica del poder: una ciudad sin control, sin seguridad, sin gobernantes que gestionen la conducción de la administración pública y funcionarios que inventan conceptos filosóficos para ocultar la realidad colapsada de una comunidad urbana al garete.

La caracterización de la capital de la República como “Ciudad Utopía” no debería ser tomada a chunga, aunque cumple con todas las exigencias para restarle seriedad política y al poder a esa determinación. Lo que debe quedar claro es, que probablemente en el fondo del incidente se esconde el reconocimiento de la política Clara Brugada, en que la solución de los problemas capitalinos son una utopía, es decir, un sueño o una alucinación, y que con un concepto demagógico quiera vender la idea de que sería “utópico” pensar que ella, su gobierno y la organización política que la potenció están reconociendo que la Ciudad de México no tiene solución a su problemática de aglomeración de ciudadanos y la multiplicación al infinito de sus problemas.

Los problemas de la macrocefalia urbana, forman parte del panorama cotidiano de la ciudad-capital que ha visto pasar gobernantes que llegan por el voto de promesas utópicas, hasta llegar al caso de la jefa Clara Brugada que sencillamente quiere reconocer la incapacidad de su proyecto de gobierno al caracterizar a la CDMX como “Ciudad Utopía”, o ciudad imposible de hacer realidad.

Lo que preocupa a muchos capitalinos que les otorgaron el poder de su representatividad de grupo (que no social) es que pronto se presente otra iniciativa para cambiar de nueva cuenta el nombre a la ciudad: DF, CDMX y ahora podría venir la reforma legal para llamar a la capital de la República como “Ciudad Utopía”. Nada más eso faltaba.

Política para dummies: la política no debe ser pero es una actividad de caprichos.