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La vida en operaciones: sumar, restar, multiplicar y dividir



VÍCTOR MANUEL VILLALOBOS CHÁVEZ


Viernes 17 de Octubre de 2025 8:31 am


LA vida, como las matemáticas, se resuelve en operaciones. Hay quienes suman, quienes restan, quienes multiplican y quienes dividen. La diferencia no está en la fórmula, sino en la intención. Porque, al final, las operaciones de la vida no se hacen con números, sino con acciones.

Sumar, en el ámbito social, es involucrarse. Es aportar, vincularse, comprometerse con algo más grande que uno mismo. Sumar no empobrece; al contrario, enriquece. Cuando una empresa, una familia o una persona decide sumar esfuerzos a una causa, el resultado nunca se queda en cero. En Fundación TATO lo sabemos: cada voluntario, cada donación, cada gesto cuenta. Y lo que parece pequeño, cuando se suma, cambia realidades.

Restar es un acto de humildad. Restar prejuicios, restar ego, restar la indiferencia que a veces nos paraliza. Restar el “no puedo” para dar espacio al “intentémoslo”. En un mundo que nos empuja a acumular y aparentar, restar se vuelve revolucionario. Restar también es reconocer que, para que alguien más avance, a veces hay que ceder espacio, tiempo o recursos.

Multiplicar es el ideal. Es cuando un proyecto se replica, cuando una idea trasciende, cuando una acción se contagia. Multiplicar esperanza, oportunidades, empatía. Multiplicar inclusión. Multiplicar la capacidad de soñar en un sistema que muchas veces se empeña en dividirnos.

Y, por último: dividir. Pero dividir no como separación, sino como compartir. Dividir los recursos, las oportunidades, el bienestar. Porque dividir justamente es la base de la equidad. Nadie se queda fuera cuando la distribución es humana.

Hace tiempo escuché una frase que se repite en algunos círculos europeos: “Toda persona debería estar involucrada, al menos, en siete causas sociales”. No es una imposición u obligación, sino una regla de civismo comunitario, una cultura donde la responsabilidad social no es adorno, sino estilo de vida. En muchos países de Europa, se espera que empresarios, profesionistas y ciudadanos participen en múltiples causas al mismo tiempo (desde medio ambiente hasta salud mental, desde educación hasta inclusión) porque entienden que una sociedad equilibrada no se construye solo con impuestos, sino con compromiso compartido.

Llevar esto a México sería un cambio de paradigma. Imaginen si cada uno de nosotros apoyara siete causas. Si cada empresa adoptara siete proyectos. Si cada político abrazara siete compromisos reales. Tal vez así, ya no estaríamos hablando de carencias, sino de abundancia social.

Imagina que esto lo viviéramos todos los días: sumar manos, restar barreras, multiplicar esfuerzos y dividir los beneficios con justicia. Y, siendo realistas, sabemos que los verdaderos cambios no vienen de arriba, en un orden jerárquico gubernamental, sino de la suma constante de voluntades. Lo nuestro no es una ecuación abstracta: es una matemática humana. Y, aunque el cálculo sea complejo, el resultado siempre vale la pena.

La vida no es cuestión de acumular resultados, sino de resolver bien las operaciones. Sumemos donde otros restan. Multipliquemos donde pocos creen. Dividamos con justicia.

Y, sobre todo, aprendamos que vivir con propósito es la ecuación más noble de todas.

 

*Director Ejecutivo de Fundación Mexicana de Autismo TATO