Poniendo en orden mi corazón

RUTH HOLTZ*
Viernes 17 de Octubre de 2025 8:28 am
A veces,
las personas siguen y siguen su rutina, sin estar realmente motivadas para
vivir su vida de la forma más plena, llena de crecimiento, emociones y retos.
Los cambios les incomodan porque implican el esfuerzo de hacer las cosas de
manera diferente y, entonces, no pueden irse en automático, como si pudieran
estar ausentes de lo que hacen, como huyendo. En psicoterapia, llamaríamos a esto depresión. La persona ha dejado
de oír su corazón y no ha puesto en orden lo que siente. Ha dejado que las
experiencias dolorosas de la vida le pasen por encima, apenas deambulando.
Quizá está huyendo de entrar en esa pausa en la que es necesario “digerir” lo
vivido. Dar marcha atrás y replantearse las situaciones, desahogarlas y, quizá,
tomar decisiones que traigan nuevos horizontes de desarrollo y pasión. Algunas
personas adoptan una actitud de víctimas, como si todo se les viniera encima y
todo el mundo se hubiera confabulado para hacerlas sentir mal. Todo esto es resultado del abandono de uno mismo. Es necesario que
una persona así inicie un tratamiento psicoterapéutico y se proponga dedicar
tiempo para pensar. La psicoterapia se vuelve ese “espacio vital” que debemos
tener de por sí en nuestra vida, en el que examinamos lo que nos pasó, lo
asimilamos, lo recordamos de manera constructiva y, lo que resultó conflictivo,
le encontramos una solución favorable. La psicoterapia es el espacio privilegiado para “poner en orden mi
corazón”, pues si lo dejamos saturarse de emociones, encaprichándose con lo que
sea o abandonándolo, nos llevará a vivir mucha amargura o a crear relaciones
destructivas, poco satisfactorias o a vivir una vida monótona, en la que se
evita sentir, como si pudiéramos ignorar lo que llevamos dentro. “Poner en orden nuestro corazón” es una expresión metafórica acerca
de nuestra vida interior, nuestro estado emocional. Para lograr una estabilidad
sana, con picos de intensidad emocional disruptiva, es necesario descubrir lo
que nos disgusta de nuestra vida en los distintos niveles. Uno de ellos es el
trabajo. ¿Me siento bien en él? ¿Estoy haciendo lo que quiero? Otro son
nuestras relacione con los demás. Sentirnos amados es una parte muy importante
de ir “poniendo en orden mi corazón”. Otro nivel es el ambiente a mi alrededor: si vivo constreñida,
encerrada o me siento agredida por quienes me rodean, por el estado de armonía
y limpieza de los espacios que ocupo, por la “vibra” que recibo, por los
problemas que enfrento en mi casa, en la calle, en mi barrio. También tenemos
que ocuparnos de nuestra persona. Un
tratamiento psicoterapéutico va más allá, analizando si estamos teniendo
sinsabores en nuestra vida y si hemos dejado que las cosas ocurran sin poner en
orden nuestro corazón, permitiendo así la desazón, la ira, el desconsuelo o, en
casos más graves, la depresión. Mejor consulta a la psicoterapeuta. *Psicoterapeuta.
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