Presupuestos: bienestar o justicia
EDUARDO SÁNCHEZ GARCÍA*
Miércoles 29 de Octubre de 2025 1:01 pm
EN un México que aspira a ser una
nación de oportunidades y paz, los números del presupuesto federal para 2025
pintan un panorama desolador en materia de seguridad. Mientras el gobierno destina
1.1 billones de pesos a programas sociales (un máximo histórico que refleja la
prioridad en el “bienestar” inmediato), el rubro de “Asuntos de orden público y
seguridad interior” sufre un recorte drástico de 34.8 mil millones de pesos,
equivalente a un -42.9 por ciento en términos reales. Es como si estuviéramos
invirtiendo en curitas para una herida abierta que requiere cirugía: el apoyo
social es esencial, pero sin un Estado de derecho sólido, estos esfuerzos se
diluyen en un contexto de violencia e impunidad. La inseguridad no es un problema
abstracto; es la realidad cotidiana de millones de mexicanos. En 2025, con un
déficit fiscal proyectado en 4.1 por ciento del PIB y recursos insuficientes
para equipar a las fuerzas armadas o fortalecer a la policía, los retos se
agravan. Expertos advierten que este tijeretazo (que incluye más de 13 mil
millones menos para la Secretaría de Seguridad Ciudadana) abandona a un país en
crisis, donde la desaparición de personas y la criminalidad organizada demandan
no solo más dinero, sino una estrategia integral. Hablar de presupuestos sin mencionar
la pobreza sería incompleto, pues la inseguridad y la desigualdad van de la
mano. El gobierno celebra la reducción de la pobreza multidimensional, con 13.4
millones de personas que salieron de esta condición entre 2018 y 2024, un logro
que se atribuye en gran medida al incremento sostenido del salario mínimo (un
alza real del 150% en ese periodo). Para 2025, el salario mínimo general subió
un 12 por ciento, alcanzando los 278.80 pesos diarios (unos 8,364 pesos mensuales),
lo que ha impulsado el ingreso por trabajo en un 2.67 por ciento por cada 10
por ciento de aumento real. Sin embargo, esta mejoría no se debe
solo a los programas sociales, que consumen una porción desproporcionada del
erario. No hay mejor “programa social” que el empleo formal: genera ingresos
estables, contribuye al IMSS y fortalece la economía. A pesar de ello, la
pobreza laboral subió ligeramente al 35.4 por ciento en el último trimestre de
2024, lo que alerta sobre un mercado laboral frágil. Los retos de 2025 son claros: un
presupuesto desbalanceado que prioriza lo inmediato sobre lo estructural; una
pobreza que exige el empleo formal como pilar; y una reforma judicial que debe
probar su valor en la práctica. No se trata de oponerse al bienestar social,
sino de equilibrarlo con recursos para seguridad y justicia. México puede ser
un país donde las leyes se cumplan y la paz sea norma, pero solo si dejamos de
conformarnos con “lo que hay” y exigimos “lo que debe ser”.
*Presidente de Coparmex Colima
