CHECO RUMBO A 2026
DAYRA YISCEL GÓMEZ DÁVILA*
Viernes 14 de Noviembre de 2025 11:06 am
IMOLA
volvió a escuchar el rugido de un motor con acento mexicano. Sergio Checo
Pérez regresó a una pista de Fórmula 1 casi un año después de su salida de Red
Bull, esta vez a bordo de un Ferrari SF-23 completamente negro, sin logotipos
ni colores oficiales, en el inicio real del proyecto Cadillac rumbo a su debut
en 2026. En
el histórico circuito Enzo y Dino Ferrari, el equipo estadounidense comenzó 2
días de pruebas privadas que buscan construir una base técnica y humana entre
el piloto y su nuevo entorno. Checo completó tandas cortas, de apenas
tres vueltas, para recuperar sensaciones, familiarizarse con procedimientos y
reconectar con el ritmo que exige la máxima categoría. Más
que un regreso, Pérez encarna la apuesta de una escudería que quiere desafiar
las probabilidades. Cadillac llega como el undécimo equipo de la parrilla,
posición que históricamente significa partir desde atrás, pero el panorama luce
distinto. Respaldado por General Motors y con soporte técnico de Ferrari en
Maranello, el nuevo proyecto combina ambición, músculo financiero y una
estructura que apunta a ser competitiva más pronto de lo esperado. Cadillac
también aprovechará una laguna en el reglamento para sumar kilómetros sin
restricciones. Mientras los equipos activos están limitados a mil, el nuevo
conjunto puede realizar sesiones adicionales sin infringir normas. En una
categoría tan controlada, cada vuelta extra puede marcar la diferencia cuando
el semáforo se encienda en 2026. Checo afronta este
desafío con la madurez de quien ha vivido todas las etapas del automovilismo.
Su contrato con Cadillac es de 2 años con opción a un tercero, pero su
compromiso va más allá del calendario. El tapatío no se ha puesto plazos: busca
permanecer hasta ver florecer el proyecto. El
reto es enorme. Las nuevas escuderías deben integrar personal, definir
identidad técnica, construir un monoplaza competitivo y resistir la presión de
un entorno que no perdona. En ese contexto, la experiencia de Pérez puede ser
tan valiosa como su velocidad. Imola,
entonces, no fue solo un regreso simbólico, sino el primer paso de una alianza
que promete reescribir el mapa de la Fórmula 1. Cadillac no llega para cumplir,
sino para competir; y Checo, a sus 35 años, encara su último gran
desafío con el temple que lo llevó a la élite.
*Periodista deportiva
