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Déficit de personal y empleadores atractivos



BRUNO MORFÍN CRUZ*


Jueves 04 de Diciembre de 2025 10:45 am



EN Colima, un número muy importante de negocios enfrentan el mismo problema: la falta de personal idóneo. Sin embargo, es plausible analizar más a fondo la situación, no centrándonos en el dolor inmediato, sino en la causa real. Debemos aceptar que no sólo faltan candidatos; faltan empleadores atractivos.

La mayoría de las empresas locales compiten ofreciendo exactamente lo mismo (los mismos sueldos, los mismos horarios, las mismas funciones y, en muchos casos, el mismo tipo de ambiente laboral desgastado). En ese escenario, ¿qué hace diferente a un empleador de otro? Muy poco.

Durante años, el mercado laboral operó bajo la lógica de que la necesidad de trabajar obligaba a las personas a aceptar cualquier condición. Hoy es al revés: las empresas tienen que convencer a la gente de trabajar con ellas. Y aunque a algunos dueños de negocio esto les incomoda, es la realidad. La fuerza laboral cambió, las prioridades cambiaron y las personas ya no se quedan donde no se sienten valoradas.

Cuando en nuestro despacho analizamos casos individuales, encontramos patrones claros: procesos deficientes, líderes reactivos, falta de inducción, ambientes tensos, pagos poco competitivos y casi nulas oportunidades de desarrollo. No es que la gente no quiera trabajar; la gente no quiere trabajar bajo condiciones que no la respetan o no la motivan.

Es momento de convertirnos en centros de trabajo atractivos si lo que se busca es el desarrollo y el crecimiento de la unidad de negocio. Es momento de hacernos las preguntas incómodas: ¿qué hace que una empresa sea atractiva para los trabajadores? La respuesta no siempre es dinero. Claro, un sueldo digno es la base, pero el diferenciador suele estar en otros aspectos: claridad en las funciones, estabilidad, líderes que acompañan, horarios que permiten vida personal, reconocimiento, rumbo. Cosas simples, humanas, pero que muchos negocios no practican.

Ser empleador atractivo es una estrategia, no una coincidencia. Requiere revisar procesos, escuchar a la gente, profesionalizar áreas, capacitar líderes y dejar atrás la idea de que “la gente debe agradecer tener trabajo”. Ese pensamiento es precisamente lo que espanta al talento joven y acelera la salida del talento experimentado.

La guerra por el talento no se gana ofreciendo más… sino ofreciendo mejor. En esta nueva realidad laboral, las empresas que sobrevivirán no son las más grandes, sino las más humanas.

 

*Director general de Soluciones Integrales de Negocios