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ALGO MÁS QUE PALABRAS



VÍCTOR CÓRCOBA HERRERO*

Somos mientras estamos; renovándonos para revivirnos


Jueves 11 de Diciembre de 2025 10:03 am



CADA despertar es un nuevo renacer que nos llama a un repensar en circunstancias muy complejas, a veces conflictivas e inciertas. Lo importante es reencontrarse con uno mismo para fortalecerse, no dejándose doblegar por las decepciones, acogiendo y abrazando con esperanza las diversas realidades. Lo trascendental radica en persistir para engendrar existencia y custodiarla. Desfallecer es lo último. El curso de nuestra propia historia siempre se puede cambiar.

A mi juicio, todo corazón viviente necesita compartir latidos, establecer nexos de unión para convivir en concordia; máxime en un momento en el que la movilidad humana representa una inmensa oportunidad de encuentro y de enriquecimiento mutuo. Indudablemente, uno tiene que ser, antes de no ser nada, pero ha de colaborar día a día al desarrollo de la civilización del verso y la palabra, algo que nos vincula a todos por completo.

Es cierto que la realidad no es fácil en ninguna parte del mundo; nunca lo ha sido, lo que nos exige recapitular místicas frente a la tensión política y a la escalada de las crisis, bregando porque el respeto por los semejantes sea la primera condición para saber morar. En efecto, si la bondad es el principio del tacto, la verdad es el umbral de un nuevo despertar que hemos de cultivar en cada aurora viviente. De esta forma, la política será más poética de neutralidad y contribuirá a forjar relaciones pacíficas, amistosas y mutuamente beneficiosas entre pueblos.

Una sanación impecable, sin duda, pasa por ser artífices de poesía y no de poder. Un buen poeta en guardia sólo practica el corazón, deseoso de hallar belleza por todos los rincones existenciales, que es lo que vierte alegría en el alma. Adentrémonos en esa inquietud; seguramente entonces hallaremos el bienestar celeste que el interesado mundo no localiza. Indudablemente, uno tiene que estar con los pies en la tierra, pero sin dejarse distraer por las luces mundanas, sino sabiendo dar el merecido valor a las cosas para fijar la mirada interior en una sonrisa a compartir o en un sincero y leal abrazo de compañía.

Nada avanza, pues, sin ese vínculo de cesión alegre que haga realidad el amor de amar amor. Siempre habrá soledad que requiera acompañamiento, sufrimiento que precise consuelo y ayuda, situaciones de necesidad material en las que es indispensable un apoyo que muestre un apego al prójimo. Es cierto que el Estado social es necesario, pero también es preciso el sentido humanitario, la atención personal, a la que hay que sumar un orden justo y equitativo. Lo más admirable y heroico es sacar fuerza de lo vivido y revivir los días, con el desvelo de que pueda ser el último, sabiendo que la vida es un deber y una obligación ante la sorpresa de percibir que coexisto. No desaprovechemos entonces las oportunidades, ¡vivámoslas!

corcoba@telefonica.net