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En honor a la memoria:



ROSA EVELIA VILLARRUEL FIGUEROA

Alaide Foppa


Martes 16 de Diciembre de 2025 9:45 am



EL nombre de Alaíde Foppa nos recuerda las terribles historias de desapariciones, torturas y represiones con las que algunos gobiernos castigan a quienes se oponen a sus formas de ejercer el poder, alejadas de las verdaderas necesidades del pueblo, así como el sembrar miedo en quienes se atreven a organizarse para hacer frente común y exigir su cumplimiento.

Aunque su origen estuvo en una familia acomodada, la vida le tenía reservado otro camino. Cuando se instaló en Guatemala, la situación de pobreza, discriminación y la enorme carencia de oportunidades para las y los necesitados de ese país la llevaron a involucrarse en actividades de apoyo efectivo a las mujeres que, como en otros países pobres, carecían de lo fundamental para poder salir mínimamente de una situación de rezago: la instrucción formal. El alto índice de analfabetismo, que impactaba más a las mujeres, confirmó la conciencia feminista que ya florecía en ella.

Se casó con un guatemalteco comprometido con los movimientos sociales de su país; ambos trabajaron arduamente y contribuyeron, aunque de manera modesta, a diversas reivindicaciones sociales. Tuvo cinco hijos: el mayor de una relación previa y cuatro de su matrimonio, todos reconocidos por su esposo.

Un cambio de mandatario en su país obligó a la pareja a refugiarse en México, donde se les concedió asilo político. Ahí desarrolló sus capacidades como escritora, crítica y profesora en la UNAM y otros espacios, donde su contribución fue fundamental para la continuidad de su pensamiento feminista crítico. Junto con Margarita García Flores, desde la revista semanal Fem, encontró un canal de expresión para la investigación y argumentación de la lucha feminista. Esta revista circuló en versión impresa durante veintinueve años.

Dos hijos y una hija se encontraban en Guatemala militando en una organización popular; uno de ellos, el menor, había sido asesinado en combate. La noticia los conmocionó profundamente y, en medio de ese trance y dolor, un día su esposo salió de casa y, en una distracción, no se percató de que un automóvil se impactaba contra su cuerpo, falleciendo al instante.

Alaíde decidió trasladarse a Guatemala para visitar a su hija, a su hijo y a su madre, quien vivía en una hacienda a las afueras de la ciudad. De regreso, ella y la persona que hacía las veces de chofer fueron interceptados y nunca más se supo de su paradero. Era el 19 de diciembre de 1980.

La movilización no se hizo esperar. Alaíde era una mujer conocida en el mundo de las letras y la poesía. En México, sus contemporáneas feministas y mujeres jóvenes que tuvieron contacto con ella no dejaron de protestar en periódicos, revistas y la radio; cualquier indicio era una esperanza de volver a verla. Todo fue inútil.

En una reflexión íntima sobre la familia, un amigo de ambos comentaba, a propósito de la influencia de sus progenitores: “Los cinco estuvieron claramente marcados por ambos. Julio y Laura se dedicaron al arte; Silvia, Mario y Juan Pablo, a la militancia”.

Alaíde Foppa, precursora del feminismo en México, fue una mujer migrante que buscó, a su manera, romper con los modelos establecidos de una familia de clase alta. Su sensibilidad y desarrollo intelectual la llevaron a cuestionar la injusticia social y la reivindicación de la democracia en América Latina. Su trágico final revela mucho de la historia de Guatemala y, en estos tiempos, también de nuestro país.

Nació en Barcelona, España, el 3 de diciembre de 1914 y fue detenida y desaparecida el 19 de diciembre de 1980 en Guatemala por un grupo paramilitar, bajo órdenes del dictador Romeo Lucas García, quien gobernó durante el periodo más violento de la guerra civil de ese país.