Felicidad
MARÍA EUGENIA GONZÁLEZ PEREYRA
Viernes 19 de Diciembre de 2025 9:17 am
EN estas fechas luminosas donde el amor es el anhelo,
también traen consigo vacíos, nostalgias y cuestionamientos. Lo importante es
saber qué haremos con todo eso que sentimos. Porque así como la alegría nos colma,
la tristeza nos apaga. Y la mezcla de ambas da un sabor sin son que no nos
lleva a ninguna canción. Para disfrutar cada día, debemos ejercitar nuestra capacidad
de estar en la neutroconciencia. Es decir, en el presente sin juicio alguno. El
sufrimiento siempre camina de la mano con la negación y el juicio. ¿Pero desde
dónde nos negamos? ¿Desde dónde juzgamos? Desde esas creencias oxidadas que
nunca revisamos. Desde ese "deber ser" que cargamos como mandamiento
sin cuestionar si sigue siendo válido para la vida que hoy queremos construir. No hemos aprendido del todo el respeto. Anhelamos amor,
exigimos atención, pero ¿qué hay de nosotros? ¿Qué tanto nos respetamos cuando
dejamos que otros nos lastimen? Ahí está el primer acto de conciencia: saber
que merecemos dignidad, y que nadie tiene derecho a quitárnosla. Hay personas que fingen emociones amorosas para controlar y
ofender. Ahí encuentran su combustible, su razón de ser. Y aquí viene lo que
más cuesta aceptar: no importa qué tan cercanas sean (familia, pareja,
amistades de años) si su presencia nos desgarra de manera constante, tenemos el
derecho y la responsabilidad de alejarnos. Para quienes no encontramos placer
en el daño ajeno, nos toca estar alertas y decidir conscientemente a quién le
damos voz y credibilidad en nuestra vida. Es fácil creerle a cualquiera que diga algo hiriente sobre
nosotros, que nos arrastre al pasado doloroso, que nos cuestione o nos
minimice. Y cuando lo hacemos, le entregamos el control de nuestros días
felices. La verdad sin matices es esta: nadie (absolutamente nadie) debe tener
ese poder sobre ti. Solamente tú eres dueño de lo
que eliges vivir y cómo lo eliges interpretar. La felicidad no es un estado permanente. Es la
sensación de éxtasis entre un objetivo cumplido y el espacio para comenzar el
nuevo proyecto. Es tener equilibrados nuestros paquetes hormonales, nuestros
neuroquímicos, y vivir esa certeza de que somos capaces, creadores, plenos y
presentes. Por eso, no anclarnos en el pasado ni angustiarnos por el futuro nos
da la fuerza para crearla. Sí, es por instantes. Pero muchos instantes suman minutos,
que suman horas, que suman días, que tejen vidas completas, innovemos algo ¡Ya! Cuando te digo Feliz Navidad, lo que quiero es que cada día
nazca en ti esta esperanza, esta ilusión, esta capacidad de elegir con quién,
cómo, cuándo y dónde disfrutar lo que eres. En el ahora, en el presente, sin
darle espacio a quienes no saben dar y solamente pueden arrebatar. Porque
proteger tu paz no es egoísmo. Es salud mental. Es honrar tu vida.
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