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Basureros



Miércoles 20 de Junio de 2018 9:28 am

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HABITANTES del fraccionamiento Orquídeas, en Santiago, denunciaron públicamente que algunas zonas baldías del lugar se han convertido en basureros clandestinos, propiciando con ello una mala imagen, pero también focos de infección que podrían afectar la salud de quienes viven a sus alrededores.

La vecina Nadia García Aguilar informó que personal de la Dirección de Obras Públicas del Ayuntamiento ha acudido a retirar los desechos, pero la gente regresa a hacer lo mismo, por lo que el problema no tiene fin.

Esta situación se agrava aún más con las lluvias de temporada, pues las corrientes de agua arrastran los desperdicios hacia el canal pluvial que desemboca en el arroyo de Santiago, que además de contaminarlo, causa olores fétidos que se esparcen por la zona.

Cada día son más las denuncias referentes a la inconsciencia de algunas personas que llevan a cabo esta práctica en algunos lugares de la ciudad, pero también sobre terrenos que están en las carreteras, causando daños al medio ambiente y a la calidad de vida de la gente.

Recientemente, el Congreso local reformó la Ley de Residuos Sólidos del Estado de Colima, que contempla sanciones de jornadas de trabajo a favor de la comunidad a quienes sean sorprendidos tirando basura en espacios públicos. Esto es, limpiar calles, ríos, predios, jardines, además de recibir una amonestación, que puede consistir en multa o arresto.

Aunque es positivo que el Ayuntamiento esté respondiendo como es su deber en el caso del fraccionamiento en Santiago, es propicio que luego de que termine el proceso electoral, ponga en marcha una campaña de concientización, donde haga hincapié en el daño ecológico que ocasionan estas prácticas, pero también sobre las sanciones a las que se harán acreedoras las personas que insistan en cometer la falta.

Mientras tanto, una opción es que los elementos policíacos que realizan patrullajes, remitan a la autoridad que corresponde a quien sorprenda tirando basura en la vía pública, pues la situación ya no debe ser tolerada.

Editorial



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