Síntomas y efectos que puedes sufrir por la adicción al WhatsApp
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Lunes 25 de Febrero de 2019 7:30 pm
+ -Si la adicción avanza el individuo se aísla, baja su rendimiento laboral, intentar limitar su uso sin conseguirlo y entra en ataque de ansiedad si no tiene acceso o la batería se agota
El Whatsapp es una herramienta tecnológica de las más
requeridas dentro de la comunicación. En la vida cotidiana se usa para
socializar o tratar temas sobre el trabajo, pero ¿qué sucede cuando se pasan
muchas horas en esa app?, ¿podría ser adictiva?
En entrevista para UNAM Global, Erika Villavicencio
Ayub, coordinadora de Psicología Organizacional de la Facultad de Psicología de
la UNAM, afirmó que existe una discusión sobre si se trata de una adicción.
“No se encuentra en el Manual Diagnóstico y
Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), pero por recientes estudios y
los síntomas detectados podría tratarse de una adicción a las Tecnologías de la
Información y la Comunicación (TIC)”.
¿Cómo saber
si se sufre esta adicción?
De acuerdo con la académica universitaria, existen
algunos indicadores, por ejemplo, el tiempo excesivo dedicado a esta
aplicación, mentir sobre cuánto tiempo se usa, e incluso presentar
alucinaciones o vibración fantasma (creer que se reciben notificaciones cuando
no es cierto).
Aunado a esto, la persona descuida sus horas de
sueño, el cuidado personal, no se alimenta bien, pierde sus relaciones
interpersonales y mantiene esta conducta a pesar de las consecuencias negativas
en su vida personal.
Cuando la adicción avanza el individuo se aísla,
baja su rendimiento en la escuela o trabajo, recibe quejas de personas cercanas
por conectarse constantemente, intentar limitar su uso sin conseguirlo y entra
en ataque de ansiedad cuando no tiene acceso o la batería está por agotarse,
entre otras.
Al presentar el síndrome de abstinencia por no
revisar el celular, el individuo siente malestar emocional proyectado en
conductas disfóricas, insomnio, irritabilidad, aburrimiento, soledad, ira,
nerviosismo, entre otros.
Experimenta altos niveles de ansiedad, depresión,
fatiga, alteraciones de concentración y memoria, pero también un alto
reforzamiento porque el cerebro recibe una sensación placentera al usar la red.
Finalmente, el adicto sufre negligencia y falta de
autocontrol, acompañado de intolerancia y una necesidad de dosis cada vez
mayores para obtener los efectos deseados.
Villavicencio Ayub refirió que esta adicción en
los jóvenes ha avanzado a niveles alarmantes, porque ha provocado daños fatales
comparados con la adicción a los juegos, ya que tiene muertes registradas en
diferentes partes del mundo.
Por ejemplo, su uso ha incrementado la tasa de
accidentes vehiculares porque la gente se distrae al momento de manejar y ver
la red al mismo tiempo, o bien, los peatones se ponen en riesgo al cruzar las
calles mientras contestan un mensaje en la aplicación.
En algunos casos, las empresas reportan baja de
desempeño de su personal, en las interacciones con los demás compañeros y en la
calidad de comunicación entre ellos. De igual manera, esto sucede en el ámbito
escolar puesto que los adolescentes y jóvenes son los principales adictos.
A nivel neurológico se crea una adicción cuando se
usa el celular por demasiado tiempo, debido a que reduce los receptores de
dopamina en el cerebro.
Se presenta una sensación placentera por su uso,
pues las notificaciones automáticas activan las zonas del cerebro que ponen en
alerta para escapar o atacar de un estímulo peligroso, “nos obliga a mirar los
diferentes mensajes que llegan”.
¿Qué hacer?
Lo primero es diagnosticar la adicción para
establecer un tratamiento. Por ejemplo, si se trata de una fase inicial puede
ser con terapia cognitivo-conductual, o si se encuentra en una fase más
avanzada será con un tratamiento mixto (farmacológico y conductual).
“Es importante sensibilizarnos en que las TIC son
parte de la vida actual y no se pretende luchar contracorriente, sin embargo,
debemos aprender a usarlas correctamente para beneficiar la vida en sus
diferentes áreas sin afectar la salud o cualquier otra área del individuo”,
concluyó Villavicencio Ayub.