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Los chayacates: testimonio de una tradición



Domingo 05 de Enero de 2020 7:34 am

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I/II
Colima, ubicado en la zona centro Occidente de México, es una entidad pequeña, pero con una riqueza cultural inigualable. Nada que desear a otras entidades, pero sí, mucho que aportar a la fiesta y el color, a la música, a la vestimenta (trajes típicos), la gastronomía y las costumbres y tradiciones de nuestro país. Recientemente, nuestra entidad federativa fue designada Capital Americana de la Cultura (2014) por el Bureau Internacional de Capitales Culturales, y ello dio paso a que se designaran 7 tesoros, mismos que formarían parte del Patrimonio Cultural de Colima. 
Los tesoros elegidos fueron La Petatera de Villa de Álvarez, La Celebración de los Chayacates, el Municipio de Comala, Las Salinas de Cuyutlán, el Teatro Hidalgo, el Ballet Folklórico de la Universidad de Colima y el Paisaje de los Volcanes de Colima. Estas designaciones, distintas entre sí, parecieran que no guardan relación alguna, pero quien no sea de Colima, difícilmente podrá entender el secreto de lo que el hombre ha creado y lo que las manos de Dios han esculpido para dádivas de nuestros ojos entre los meses de diciembre y febrero, sin olvidar al que, como guardián de piedra, embellece el centro de la capital colimense con su majestuosa arquitectura y decorados muy singulares: el Teatro Hidalgo.
Ixtlahuacán de los Reyes, es uno de los diez municipios que integran Colima y toma su nombre de la hibridación de dos mundos completamente diferentes, el indígena y el español. Su origen náhuatl lo designa como un “Lugar desierto, sin árboles, ni habitaciones, tierra plana, valle”. La segunda parte de su nombre, la que refiere a De los Reyes va en función a dos hechos, la fiesta titular (Epifanía del Señor) y el nombre de la parroquia Los Santos Reyes.  
De los tesoros antes mencionados, la Celebración de los Chayacates, es la festividad que más atención demanda por sus elementos que la componen: fe y devoción religiosa. Hay documentos que refieren que esta festividad surge a fines del siglo XVI (conocido también como el Siglo de las Colonias para el Nuevo Mundo y el Siglo de Oro de las Bellas Artes en España) tras la llegada de los españoles en el periodo de la Conquista. El encuentro de las dos culturas fue un suceso que modificó por completo el entorno, permitiendo que uno de los primeros cambios llegara con la evangelización, en mano de frailes franciscanos (Martín de Jesús O. de la Coruña y Fray Francisco Pastrana), el primero de ellos perteneciente a  la expedición misionera conocida con el nombre de Los Doce Apóstoles Franciscanos de México, mismos que llegaron a territorio nacional el 13 de mayo de 1524 y a Colima en 1531 y 1533, por orden directa del Papa Adriano VI, quien les otorgó jurisdicción para todas estas tierras y de esta manera anexar a la Real Corona Española los nuevos territorios. Es importante señalar que los indígenas evangelizados fueron repartidos entre los encomenderos, mismos que fueron súbditos del Corregidor Gonzalo de Moreno y Hernando de Grijalva, los cuales tributaban mantas (de ixtle) y maíz. 
La evangelización armonizó las costumbres de los nativos, dando paso a representaciones artísticas para entretener a los señoríos. Una población constituida por 166 habitantes, era la que hacia 1566 prevalecía en Ixtlahuacán, pueblo perteneciente a la jurisdicción de Chiamilán, y este, al obispado de Mechuacan (hoy Michoacán). La producción de ixtle y la cosecha de maíz fue uno de los bastiones económicos de esta región, permitiendo el intercambio comercial y cultural de la región. Bajo este contexto social               —comercial y religioso— se da la aparición de Los Chayacates hacia 1580. Xayacatl, que en lengua náhuatl significa “rostro, máscara, cara”, tiene una fuerte influencia de las tradiciones que ya prevalecían en el obispado de Mechuacán, y esto se puede apreciar en el significado de Chayacates, “viejo”. Las danzas que prevalecen en la actualidad en Michoacán comparten mucho con la danza de Los Chayacates de Colima. Ambas son portadoras de máscaras y de vestimentas muy peculiares, producto de un sincretismo evangelizador. Pero a diferencia de estas, hay tres elementos que hacen única a esta festividad, la primera es el coloquio de adoración de los reyes magos, el ritual agrícola ligado a los ciclos de producción y la ceremonia de fertilidad prehispánica. Este último elemento que menciono, se ha dejado de usar por desconocimiento de las nuevas generaciones de danzantes. La primera vez que alguien dijo ¡Ahí vienen los Chayacates con su perra en la mano…… fue hace 420 años! Desde entonces, cada 5 y 6 de enero, nunca han faltado a la cita.
P.D. Con mucho cariño para Heriberto, Hugo, Pablo, Juan Carlos, Esteban, José Fernando, Flavio, Eduardo, Óscar, Gustavo, Edgar, Jorge, Andrés, Víctor, José, nuestros Chayacates, nuestra tradición, nuestro tesoro.

Juan Carlos Recinos



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