Llave para entrar a la prosa de Julio César Zamora
Ramón Moreno Rodríguez*
Martes 05 de Octubre de 2021 9:29 pm
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El libro Prohibido
besar “Historias contagiantes” de Julio César Zamora (Puerta Abierta
Editores 2021), publicado hace escasos cuatro meses, reúne diez textos en los
que se juega con la prosa ficticia y la no ficticia, gusto muy caro a nuestros
tiempos. El prologuista (Jesús Adín Valencia) les llama muy apropiadamente
crónicas y sin duda lo son, pero van más allá de aquello a lo que nosotros
estamos acostumbrados a llamar crónicas, sean periodísticas o históricas.
Entendemos por
crónica todo texto testimonial que deja su opinión sobre un hecho (cotidiano o
no), un momento histórico, una época. En los textos de Julio César tenemos eso,
su libro es un testimonio de cómo se pueden ver estos tiempos de coronavirus,
pero también tenemos la recreación literaria en que la realidad no se mide con
el exactísimo metro de platino iridiado, sino que a sus anchas nuestro autor
nos permite ver a través de su lente artístico cómo ve pasar el narrador
extradiegético de estos textos (llamémosles así por el momento) este más de un
año de tiempos calamitosos. No importa dónde se esté, Colima, Ciudad de México,
Madrid, Estados Unidos o China.
Si intentamos dar
una visión de conjunto de este libro, tendremos que decir que los 10 textos se
organizan en dos partes. El décimo, titulado “Los pensadores”, funciona como
clave o llave para desentrañar los nueve previos. El último también difiere de
los anteriores porque en apariencia es más un texto de prosa no ficticia y se
asemeja a los diálogos socráticos o del renacimiento, mientras que los nueve
primeros están más dentro del canon de la prosa ficticia. No obstante, tenemos
que hacer algunas salvedades y precisiones.
Este diálogo
socrático llamado “Los pensadores” tiene una diferencia fundamental con los
libros de diálogos que se escribieron durante el periodo grecolatino, el
renacimiento o la ilustración, y es el hecho de que estos últimos están llenos
de verdades sutiles y convicciones generosamente desarrolladas, mientras que en
el relato del escritor colimense no se dictan verdades, no se busca profundizar
en las ideas y no se pretende hacer de la dialéctica un instrumento ideológico,
es, simplemente, cómo ven o pueden ver algunas personas que reflexionan, con
ideas sesudas, con opiniones sensatas o con mentalidades arquetípicas (“para
morirse uno, no hay especialidad”, cita uno de los filósofos a un campesino
colimense) lo que está sucediendo en nuestra sociedad contemporánea agitada por
la pandemia.
Entonces, ¿cómo es
que funciona esta narración, aparentemente no ficticia, como eje de una rueda
cuyas partes restantes se constituyen con los otros nueve textos? Sucede que el
lector puede advertir que cada uno de los relatos previos queda sintetizado en
alguna opinión dada acá, al final del libro. Veamos unos ejemplos.
Slavoj Žižek dice
“Pienso que la expansión del virus ha detonado y potenciado las epidemias de
virus ideológicos que estaban latentes en nuestras sociedades: noticias falsas,
teorías conspirativas paranoicas y explosiones de racismo. Eso es lo que
prevalece”. Y guardadas las proporciones eso es más o menos lo que pasa en el
relato que le da título al libro, “Prohibido besar”, pues la mentalidad que
cree en las teorías conspirativas y que se ha dejado dominar por la paranoia le
hace decir a una mujer indignada a una pareja de amigos que no se besen, pues
está prohibido, a pesar de que no se están besando; ellos la ignoran y
continúan con su charla y la mujer, molesta, insiste en interrumpirlos; dice el
narrador, continúa la metiche y remata la chica protagonista del texto: “Sin
soltar la mano de la chica, la besó de nuevo en la palma. La mujer volvió a
exclamar: ¡está prohibido besar! Entonces, la muchacha se arrebató el
cubrebocas, acercó su silla al joven y le aclaró a la señora: ¡esto es besar!”.
Paul Preciado, por
su parte, opina en esta mayéutica charla que el espacio doméstico ahora es
multifuncional, en él trabajamos, en él consumimos libros, tragos, información
(en fin, la vida) y desde este mismo espacio somos vigilados. Y eso mismo es lo
que podríamos decir que sucede en el relato “Como una brisa”, desde el cual
vigilamos a un solitario hombre que, encerrado en la soledad de su casa, y
sentado cómodamente en un sillón, lee a Cioran, piensa en las bebidas que
consume, y sobre todo, en la muerte.
Un tercer caso es
lo que afirma Byung-Chul Han, pues sostiene que la sociedad está vigilada por
el estado, que el big data se utiliza para intentar contener la pandemia, que a
ésta no sólo la combaten los virólogos, sino también los informáticos y los
especialistas en macrodatos. Y eso es precisamente lo que el lector puede
encontrar en el relato “La paciente 31” ,
texto en el que se narra cómo una joven mujer china viaja en los trenes y el
metro de una gran metrópoli asiática y a causa de este periplo el lector puede
ser testigo de esa especie de sociedad orwelliana, en la que todos se vigilan a
todos, y cómo el miedo al contagio domina a esta sociedad posmoderna.
Digamos un cuarto
ejemplo para ir concluyendo este breve repaso del interesante libro de Julio
César. Giorgio Agamben opina que el estado, al imponer límites a la sociedad,
respaldado en la idea de conservar la seguridad por encima de todo, ha
trastocado las libertades individuales, en fin, que se ha convertido en un
estado autoritario. Y eso es lo que le sucede a la jovencita española
protagonista del relato “Una última vez”, que deseosa de ejercer su libertad va
a surfear a las playas de San Sebastián, pero es denunciada por ser portadora
del virus y aunque a nadie pone en peligro, el Estado hace presencia en forma
de vigilantes, salvavidas, policías, socorristas y por la fuerza la hacen salir
del mar, la maniatan y le imponen un nefasto cubrebocas.
En fin, que
recomendamos a nuestro público lector este libro de relatos que sin duda le
hará reflexionar sobre nuestro yo y nuestra circunstancia, pues fue escrito con
una prosa agradable y fluida en la que podemos ver destellos de las crónicas
periodísticas, los diálogos renacentistas, el relato borgesiano o la prosa
ficticia posmoderna que ágilmente se muestra como prosa no ficticia.
*Este texto fue leído en la presentación del libro Prohibido besar, el pasado 22
de septiembre durante las Jornadas de Letras Hispánicas 2021 de la Universidad
de Guadalajara, en Ciudad Guzmán. Ramón Moreno Rodríguez es Doctor en Literatura
española. Imparte clases en la carrera de Letras Hispánicas en la UdeG, Cusur.