María Luisa Puga, escritora imprescindible
La escritora María Luisa Puga
Ángeles Márquez Gileta
Jueves 21 de Octubre de 2021 2:10 pm
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María Luisa Puga nace el 14 de febrero de 1944
en el Distrito Federal. Muere el 25 de diciembre de 2004, también en el
Distrito Federal. A principios de 1968 sale de México, para vivir en Londres y
después viaja y vive por un tiempo en Roma, Grecia y Nairobi. En 1983 recibió el
Premio Xavier Villaurrutia por su novela Pánico
o peligro. Colaboró
en los periódicos: El Universal, La Jornada y el Unomásuno; su diario está documentado en trescientos cuadernos y
existen cuatro novelas no publicadas.
Junto a la escritora Mónica Mansur, viajó a
diferentes estados impartiendo talleres de literatura de escritoras mexicanas.
Mucho del trabajo de María Luisa Puga, aparte del periodístico, fue como tallerista
en el Distrito Federal y diversos estados de nuestro país. Afortunadamente
participé en uno de sus talleres, solamente por dos mañanas, y sé por el
maestro Heberth Sánchez, también tallerista importante en nuestro estado, que
estuvo de visita en Colima con su amiga Verónica Valenzuela (D.E.P.),
importante y querida tallerista también, de biografía de mujeres aquí mismo.
A mitad de la década de los 80 se va a vivir al
poblado llamado Zirahuén, en Michoacán; con su esposo, también escritor, Isaac
Levin, decidió irse para dedicarse por completo a la escritura y estar fuera de
los reflectores.
A decir de Fabienne Bradu en su libro Señas particulares, escritora, María
Luisa Puga escribe para ser, pues la escritora necesita ante todo crear otros
seres: es decir, a sus personajes. “Volverse” otra para escribir la historia
propia. Se necesita de la escritura para ganarse un pedazo de identidad, esto
lo desarrolla ampliamente en su novela Las
posibilidades del odio. En esta
novela, retrata indirectamente a México y reúne seis relatos
cuyo hilo conductor es el país de Kenia, a fines de la década de los 70 del
siglo XX. Me pareció muy importante y para mí, novedoso y clarificador, que
cada relato está precedido por una cronología de la historia de ese país, desde
1888 hasta 1973.
Puga recurre a través de un epígrafe al inicio
de Las posibilidades del odio a Franz
Fanon, quien fue psicoanalista y filósofo, además de miembro del Movimiento de
Liberación Argelino, al que representó diplomáticamente luego de la independencia
de ese país. Según Fanon, el colonizado interioriza su rol subalterno para ser
aceptado, por eso todas las narraciones en Las
posibilidades del odio describen los efectos del colonialismo en la
psicología de los personajes. Puga, observa la similitud entre las situaciones
poscoloniales en África y México.
El capítulo que destaca más o quizá para mí el
mejor, es donde desarrolla a su personaje femenino llamado Nyambura, y a ella
se le ofrece la posibilidad de olvidar su negritud, su diferencia, a engañarse
con la imagen distorsionada que le devuelve su pareja, el inglés Chris,
uniéndose a él, sería un camino de “felicidad”. Nyambura se decide por el
camino del odio, que le ofrece la posibilidad de recuperar y afirmar su
identidad. Este camino implica dolor: separación y renuncia, y es el que decide
Nyambura finalmente al regresar a Nairobi.
Nyambura, tiene claro que “hay que hablarse la
historia propia; cada cual se la tiene que decir en sus palabras. Así se
conquista la dignidad y no repitiendo nombres de reyes británicos o ríos y
capitales y admiraciones disecadas, que es lo que hacemos todos, incluso los
blancos”.
La autora afirma que encontró a México en
Nairobi; que vio las contradicciones con grandes similitudes en ambos países
como los racismos, el colonialismo bajo la máscara de su gente con sus mil
identidades.
Entonces vemos que en su obra se manifiesta una
gran preocupación social, tuvo simpatías con las ideas de izquierda,
manifestadas en su literatura, y ya viviendo en México expresando su opinión en
diversas ocasiones.
Aparte de su preocupación social, está la
imperiosa necesidad de escribir para explicarse el misterioso fluir de la vida.
También trata los temas de la orfandad, el conflicto amoroso y la amistad; sus
personajes femeninos en sus novelas son muy reflexivos.
El libro La
escritura que no cesa, es una compilación de varios ensayos sobre la
escritura de María Luisa Puga, reunidos por Ana Rosa Domenella, ahí se dice
que:
“Creo que escribo para no contar nada. Escribo
para desahogarme, para entender, para hacer reales las cosas que veo cada día
[…]. Si no las veo en palabras se me evaporan, me atraviesa la conciencia como
si fuera aire, inasible lo vivido. Me desespera”.
Algunas de sus obras son:
Novela
Las
posibilidades del odio (1978), Cuando
el aire es azul (1980), Pánico o
peligro (1983), La forma del silencio
(1987), Antonia (1989), Las razones del lago (1990), La ceremonia de iniciación (1994), La viuda (1994), La reina (1995), Inventar
ciudades (1998), Nueve madrugadas
(2003).
Cuentos
Inmóvil sol
secreto (1979), Accidentes (1981), Intentos (1987).
Ensayo
Lo que le
pasa al lector (1991), Diario
del dolor (2004).
Literatura
infantil
A Lucas le
sale todo mal (2005), Los tenis acatarrados (1991).
En otra reseña breve, comentaré otros textos de esta autora. El Fondo de Cultura Económica, hace poquito tiempo, reeditó tres de sus mejores novelas a precio muy accesible, léanlas, son muy recomendables.