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Historiando a Juan Rulfo, de Raymundo Padilla Lozoya y Enrique Ceballos Ramos



Carlos Ramírez Vuelvas

Lunes 13 de Junio de 2022 10:26 pm

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El cronista que narra los acontecimientos sin distinguir

entre los grandes y los pequeños, da cuenta de una verdad:

que nada de lo que una vez haya acontecido

ha de darse por perdido para la historia.

Walter Bejamin

 

Historiando Juan Rulfo, de Raymundo Padilla Lozoya y Enrique Ceballos Ramos, se suma a la voluminosa hemerobibliografía sobre el escritor mexicano más influyente en la literatura hispanoamericana del Siglo XX, y tal vez de toda la historia de la literatura mexicana. Los personajes de Pedro Páramo y El llano en llamas, así como los territorios míticos que describió, son temas únicos en la literatura hispanoamericana y ya pertenecen al imaginario literario universal.

         En ese sentido, dos volúmenes anteceden a la gran labor de investigación de Raymundo Padilla y Enrique Ceballos: Juan Rulfo, otras miradas (2010) y Nuevos indicios sobre Juan Rulfo: genealogía, estudios y testimonios (2010), ambos editados por la Fundación Juan Rulfo y coordinados por Víctor Jiménez y Jorge Zepeda.

El primero recoge el más importante listado hemerobibliográfico sobre la vida y obra del Juan Rulfo, desde las minucias biográficas del autor durante su infancia y sus recorridos en el Sur de Jalisco, hasta los ensayos más influyentes firmados por los académicos más célebres de la crítica literaria universal. Por su parte, “Nuevos indicios” profundiza en las reflexiones sobre historia regional, además de documentar su metodología a partir de las investigaciones del escritor sobre la lengua purépecha en Michoacán.

En el caso de Historiando a Juan Rulfo, la primera intención del libro comenzó en las inquietudes y diligencias intelectuales de Enrique Ceballos, que tanto beneficio ha dejado para la historia literaria local y regional. “En lo personal me quedé con la espinita de destacar la afición de Rulfo a la historia y entonces me di a la tarea de publicar un libro específicamente sobre ese tema. Con el fin de asegurar la calidad académica, invité al Doctor en Antropología Raymundo Padilla Lozoya, que además es Maestro en Historia Regional. El doctor Padilla Lozoya amablemente aceptó coordinar el libro, seleccionando los textos que lo integran u procurando su adecuada presentación”, escribió nuestro amigo Enrique Ceballos en la introducción del volumen.

Como advierte Raymundo Padilla, Historiando a Juan Rulfo está compuesto por cinco capítulos: “1. Aspectos de la infancia de Juan Rulfo”, “2. Interés de Juan Rulfo en la historia regional durante su juventud”, “3. Origen de la conferencia sobre historia regional en 1983”, “4. Problemas en la relación entre historia y literatura” y “5. Juan Rulfo y la conferencia sobre historia regional.”

         Entre la generosidad de Enrique Ceballos y el rigor académico de Raymundo Padilla, el libro convoca a varios rulfianos quienes abordan esos temas eje, personalidades como: Luis González y González, Jean Meyer, Salvador Encarnación, Víctor Manuel Cárdenas, Dante Medina, Federico Munguía Cárdenas, José Luis Martínez, Álvaro Ochoa Serrano, Elías Trabulse, Mirtea Acuña Cepeda, Gonzalo Villa Chávez, José Miguel Romero de Solís, Juan José Arreola, Antonio Alatorre, Emmanuel Carballo, José Fajardo Villalvazo, Federico Munguía Cárdenas y Servando Ortoll, quienes plantean sus propias interpretaciones de la relación entre la vida y obra de Juan Rulfo con la historia.

         Me parece interesante cómo las opiniones y argumentos de los autores podrían agruparse en dos discursos. El primero, quienes observan en Juan Rulfo un intelectual con una perspectiva antropológica de historiador ortodoxo, que habrá fundamentado su escritura desde cierta perspectiva testimonial.

Pero otros intelectuales parecen observar en Rulfo un modelo de historia más cercana a la especulación benjaminina, preocupado en la evolución conceptual de algunas ideas en la trayectoria de una comunidad, por ejemplo, la historia de los caudillos o de los marginados, insertos en las interpretaciones poéticas propias de la literatura. Alguien que no distingue entre los grandes y los pequeños acontecimientos, y que los incorpora a su interpretación.

         En ambos sentidos, la literatura tendría una especificidad histórica. Ya sea por su materialidad documental construida desde una metodología, o por su poética de la historia basada en la intuición y la percepción del escritor. Desde luego, es una polémica interesantísimo que en Historiando a Juan Rulfo se resuelve con una convocatoria flexible, que permite las reflexiones de sus lectores.

Quisiera concluir con una anécdota, una conversación sostenida con Juan Pablo Rulfo, el destacado diseñador hijo del escritor. Por mediación del Dr. Jesús Muñiz, hablábamos sobre el Festival Mítica Comala, y por qué la familia Rulfo consideraba que era la celebración rulfiana más importante. El artista decía que lo fundamental de la obra de Juan Rulfo era hablar de la tierra, en un sentido medioambiental, sobre la importancia de la tierra para la preservación de la vida, sobre la presencia de la naturaleza en la sostenibilidad de la vida.

         En principio, francamente, el argumento me pareció una hipérbole. Si bien podía reconocer la condición polisémica de una obra poética como la literatura de Rulfo, pensar que sus alcances influyeran, por ejemplo, en la etología, en la ecología o en la biología, me parecían las palabras emotivas de un hijo al evocar los hechos de su padre.

Pero mis limitantes intelectuales, como siempre, he procurado suplirlas con mis lecturas, y creo que no hay nada más cierto que reconocer la enorme influencia de la obra de Juan Rulfo en el humanismo y en la comprensión de la vida. No sólo en la antropología, o en la historia, o en la estética, sino en la vida en general. Prueba de ello es la gran cantidad de estudios sobre las regiones de México, en distintas disciplinas del saber humanos, generadas a partir de la aparición de la obra rulfiana.  

         El poeta portugués Fernando Pessoa decía que el escritor que sólo sabe de literatura sabe poco. Estoy seguro que Juan Rulfo también habrá pensado que el escritor que sólo escribe, vive poco. Por eso se dedicó a tantas otras actividades humanas, siempre convencido de que de lo que se trataba era vivir y preservar la vida.

Por eso, la historia de la vida no podría ser documentada sólo con la fiabilidad del método histórico, ni con la especulación sublimada de la literatura, sino con “adueñarse de un recuerdo y tal como relumbra en el instante de un peligro”, como decía Walter Benjamin.

 

 

Carlos Ramírez Vuelvas



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