El cereal en México, un plato de nostalgia

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Domingo 09 de Junio de 2024 10:30 am
+ -Desayunar cereal es una constante en las infancias mexicanas desde hace décadas
Seis de la mañana, antes de ir a la escuela: un tazón
hondo, leche fría, y la caja de cereal con un animalito en la portada esperan
en la mesa para ser servidos. La manera más fácil, rápida y deliciosa para
comenzar el día de un niño era así, con un gran platón de cereal.
Las cajas de hojuelas, bolitas, aros o galletas pertenecen
al ritual matutino de las infancias mexicanas de mediados del siglo XX a la
actualidad. Una tradición que comenzó por error, pero que se volvió de las más
redituables en todo el mundo.
El
inicio del cereal con leche
Todo comenzó por los hermanos John y Will Kellogg. En 1894,
la forma de alimentarse era muy diferente, eso incluía el desayuno, que en
Estados Unidos iniciaba con carnes y platillos más elaborados. Para promover
una mejor digestión, los hermanos decidieron trabajar en una fórmula a base de
trigo.
Los Kellogg intentaron hacer un alimento saludable hecho a
base de las semillas de trigo. La idea era conseguir con estas una lámina
extendida. Después de hervir las semillas, las colocaron en una sábana que
pretendía unirlas dentro de una olla, sin embargo, por la noche se les olvidó
extenderla, lo que provocó que se hicieran pequeñas bolitas independientes. De
ahí nació la idea de hacer el cereal en hojuelas y acompañarlo de leche para
una mejor deglución.
Un
desayuno a la mexicana
Kellogg’s, se volvió una de las compañías más populares de
cereales para desayuno. Entró al país en los años veinte como productos
importados, apenas disfrutables para la clase media alta que podía consumir
alimentos extranjeros.
Con el paso del tiempo, la marca pareció democratizarse por
la alta demanda del público mexicano, abriendo su primera planta de producción
el 16 de agosto de 1951 con un nuevo branding “Kellogg’s México”, esta planta
se volvió la más importante en toda Latinoamérica desde 1973. A partir de
entonces, decirle “Zucaritas” a cualquier cereal de hojuelas azucaradas de maíz
se volvió una tradición, sea de la marca o no.
El
cereal norteño que sobrevivió a la crisis
La alimentación de cereales en México ha ido cambiando a lo
largo del tiempo. Por ejemplo, se sabe que los campesinos, trabajadores y sus
familias se alimentaban de avena, trigo y maíz durante la época de la colonia.
Así, en conjunto con una dieta a base de plantas y proteínas vegetales, hacían
frente a las altas jornadas laborales.
Este sentido de resistencia se trasladó al norte de país
siglos después. En Chihuahua se creó un tipo de cereal que permitía nutrir a
las familias del estado, a un bajo costo y con una producción local. Se trata
de Chachitos, que en 1954 se creó en una máquina casera a partir de trigo
inflado y vainilla.
Durante cuarenta años, el nombre de chachitos pasaba de
familia en familia, convirtiéndose en uno de los alimentos favoritos de los
menores de ese tiempo. Se comía con leche, como un cereal normal, aunque podías
añadir un poco de azúcar, chocolate o alguna fruta dulce.
En algunas publicaciones históricas y registros del Estado,
se habla de que la economía de 1982 afectó hasta la alimentación de todo el
país. Entre los sexenios de José López Portillo y Miguel de la Madrid se desató
una crisis económica provocada por la recesión de los 30, la deuda externa y de
la banca privada, provocando la devaluación del peso, deudas impagables y un
crecimiento económico en ceros.
Aunque esto tuvo por muchas razones, México sufrió una
crisis económica difícil de sobrellevar. México Desconocido explica que tiendas
como Sumesa, El Sardinero o La Conasupo, empezaron a surtir Chachitos, pues la
empresa se había extendido por todo el país.
Resultó un éxito en ventas, las madres iban directo por el
cereal para nutrir de mejor manera a sus hijos, tal como lo explica la
publicación. Así fue como se popularizo de generación en generación. A la
fecha, es uno de los cereales comerciales más consumidos y económicos de
producción mexicana.
Para
consumo fuera de casa
De muchos colores y sabores, con juguetes escondidos o
cajas coleccionables, el consumo de cereales comerciales, divertidos y
llamativos para los niños fue, en su tiempo, una gran estrategia de marketing.
Pese a que hoy en día está penalizado por ley promover el
consumo a través de caricaturas, personajes o premios, debido a que se demostró
que los cereales comerciales pueden ser muy perjudiciales para las infancias
por su exceso de azúcar y grasas añadidas, comer cereal directo de una caja
especial se quedó en buena parte de la cultura colectiva de las generaciones
más jóvenes.
Es por eso que lugares con barras de cereal abiertas todo
el día son un éxito, tal es el caso de “Crispy Cereal Bar” o “Estación Cereal”.
Estos dos locales, pioneros en su rama, han logrado convertir del consumo de
cereal en una experiencia completa. Lugares ideales para compartir con amigos a
cualquier hora del día, elegir tu sabor favorito sin necesidad de comprar toda
la caja y la opción de ser creativos con leches de colores y sabores variados.
Aunque los obsequios y el misterio de saber qué figura o
estampa te tocaría al desempacar tu bolsa de cereal se han ido, la nostalgia de
compartir con tus hermanos, primos o amigos un buen plato de cereal continúa.
Con opciones bajas en grasa, altas en fibra o sumamente azucarados, el cereal
es uno de los alimentos de chicos y grandes que ha logrado permanecer en el
desayuno generación tras generación.