O todos coludos o todos rabones: sobrevive en la “Temporada de conejos”
Foto cortesía
Montserrat Jiménez Barajas
Martes 11 de Junio de 2024 2:37 pm
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Dramaturgia: Temporada de conejos
Dirección: Alejandro Franco Mercado
Actores: alumnos, docentes, egresados, comunidad universitaria
Duración de la obra: 1 hora
Hice
presencia ese mismo día. Me llevé una grata sorpresa cuando comenzó la
presentación teatral al ver tanta asistencia y participación. Fue una gran
novedad, puesto que era la primera vez yendo a Temporada de conejos y sin tener una idea anticipada de lo que
ocurriría en este espectáculo temático.
Temporada de conejos es
una obra teatral en donde se nos muestra una comunidad de estos peculiares
animales dentro de una atmósfera de suspenso, quienes pasan sus días bailando,
comiendo y, divertidos, hacen travesuras. Sobre todo, se cuidan entre sí,
mientras realizan sus actividades. Allí se dan cuenta de la presencia de
alguien más: una bruja que quiere devorarlos, a costa de su terrible hambre, la
desesperación la invade y quiere terminar con todos ellos.
La
obra es dirigida por Alejandro Franco Mercado, profesor del Centro de Educación
Artística (CEDART) “Juan Rulfo” en Colima. En su trayectoria destaca su
desempeño como director general en el Teatro de las Mil Bestias, en Locomoción,
laboratorio de investigación y creación escénica, y en Chat Noir Design. Al
igual, participa en la compañía de teatro Puercoespines.
En
el Teatro Universitario “Coronel Pedro Torres Ortiz” se presentó la compañía de
Alejandro Franco Mercado, quien colaboró en coreografía y texto, con interpretación por
Locomoción, laboratorio de investigación y creación escénica; Héctor Castañeda y Cecilia Vizcaíno en
la producción, Emilio Atl y Leonardo Salas en la música, Pedro Pasarán en
utilería y Chat Noir Design en el vestuario.
Está
presente la participación del público durante la obra. La protagonista –la
bruja– interactúa con los expectantes en momentos específicos, haciendo
preguntas a estos para involucrarlos en este drama conejil, quienes gustosos
irán respondiendo, por ejemplo: “¿Puedo comerme a este conejo?”. La emoción,
los murmullos, los sustos del público son importantes para la dramaturgia
reciente, puesto que el papel de los actores conejos crea esa chispa que
trasmite al público pavor de quienes están merodeando, estos, por entre las
butacas del teatro. Inquietando a los espectadores, haciéndolos parte de la
escena.
La
obra cuenta con una cantidad de más de 25 personajes, de actores, intérpretes y
bailarines, porque la danza es parte sustancial del trabajo de estas personas;
tenemos a los conejos y a la bruja. Los conejos lucen con un aspecto poco
habitual de lo que conocemos de uno, comúnmente, cuando uno piensa en éste nos
imaginamos a un animalito tierno, esponjoso y de color blanco –sabemos que
existen de otros colores más– por las imágenes que vemos cuando se nos habla de
este animal, sin embargo, esta obra rompe el esquema establecido del conejo. En
Temporada de conejos estos mamíferos
pretenden trasmitir miedo, incomodidad y repelo hacia los espectadores –en su
mayoría–, puesto que, sus caracteres físicos abandonan la descripción antes
dada. En cuestión de vestimenta, estos cuentan con paños sucios, manchados de
colores rojizos, oscuros, proyectando una imagen como si de una película de
terror se tratara. Por otra parte, tenemos a un personaje femenino, la bruja,
de larga cabellera rizada y vestido alargado, apareciendo en medio de esta
comunidad de conejos alegres, y con el estómago vacío –como el lugar mismo–, es
allí donde la caza comienza.
Los
objetos en escena son escasos, pero la importancia de estos es fundamental para
el desarrollo de los acontecimientos, de los cuales nos trasmitirán emociones
intensas mientras estén expuestos en el escenario. Por parte de los conejos,
estos cuentan con zanahorias de distintos tamaños, una para cada integrante
para ser exactos. Por otro lado, la bruja desenvaina un inmenso cuchillo ante
el público al igual que su hambre. Por parte del escenario, este es plano e
inmenso, es necesario el uso del espacio suficiente para la danza que emplean
estos conejos en algunas de sus escenas. Puesto que, no algunos, sino todos,
participan en colectivo dentro de los bailes que se recrean al son de la
música, diversa en géneros, que se reproduce.
El
mensaje que da Temporada de conejos
forma parte de temas como el vacío, el hambre, la piedad, e incluso la
hermandad. Los personajes nos muestran un territorio, poblado de conejos, donde
carece de todo, menos el alimento para estos, mientras que, para la bruja, el
hambre se vuelve un aspecto de sobrevivencia, de la necesidad de seguir
luchando por su vida, buscando la manera, cualquiera, de poder continuar en la
nada. Mientras los días transcurren, el hambre se vuelve contra los conejos,
que pasan de ser otros más, sobrevivientes, alimento para ella.
Para
concluir, la obra fue escrita durante la pandemia de Covid-19, dato que nos
pone en contexto sobre la experiencia de los personajes; luchar por permanecer
en tierra, cuerdo, sin hambre, en medio del inacabable caos de todo lo que
sucede fuera y dentro de una sociedad, que va desmoronándose y, donde los
principios morales se quedan cortos, donde nos perdemos en la necesidad de
seguir avanzando como sea posible en un mundo donde nos gobierna el vacío.
Después de todo, caeríamos como la bruja o formaríamos parte de la temporada de
conejos.