Terror en Tuzantla, Michoacán: 24 horas de enfrentamientos entre grupos criminales mantienen en vilo a la población

Jueves 22 de Mayo de 2025 4:11 pm
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Tuzantla, Michoacán.— La violencia no da tregua en el oriente michoacano. Por más de 24 horas consecutivas, habitantes del municipio de Tuzantla han vivido en medio del miedo y la incertidumbre debido a los enfrentamientos armados entre células del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y La Familia Michoacana. Las balaceras y explosiones han mantenido a cientos de personas refugiadas en sus casas, sin acceso a víveres, agua ni ayuda de las autoridades.
Mientras la violencia crece, el alcalde Fernando Ocampo Mercado no ha emitido declaraciones ni se ha presentado para atender la crisis. En las comunidades afectadas, como Los Olivos, los pobladores describen escenas de desesperación: calles vacías, comercios cerrados y familias completas ocultas por miedo a que las balas atraviesen las endebles paredes de sus viviendas.
“Estamos encerrados desde hace un día entero. No podemos salir ni a comprar comida. Aquí se vive al día, y hay niños, ancianos… No sabemos qué va a pasar. No hay autoridad que nos ayude, no hay soldados, ni Guardia Nacional, nadie”, relató un habitante que pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias.
Los enfrentamientos se habrían originado por la ruptura de una alianza previa entre los dos cárteles, que ahora se disputan el control del territorio. Según reportes de seguridad, los ataques están siendo liderados por Edwin Rivera Padilla, alias “El Barbas”, operador del CJNG con base en Zitácuaro, y por el grupo de “El Colima”, bajo las órdenes de los hermanos Hurtado Olascoaga, conocidos como “El Pez” y “La Fresa”, líderes de La Familia Michoacana.
Pese a la intensidad del conflicto, hasta el momento ninguna autoridad federal ni estatal ha intervenido en la zona. Se desconoce el número de víctimas o daños provocados por los choques armados.
La población, atrapada entre el fuego cruzado, exige apoyo urgente de las fuerzas de seguridad para recuperar la calma y poder salir del encierro forzado en el que viven desde hace un día. El temor es latente, y la esperanza de ser escuchados por las autoridades parece desvanecerse con cada nueva detonación.