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Monumentos Históricos en el cementerio


La última restauración de las tumbas antiguas ocurrió después del sismo de 2003, desde entonces no ha habido programas para su mantenimiento.

Elena DEL TORO

Domingo 11 de Noviembre de 2018 8:56 am

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Las tumbas históricas del Panteón Municipal de Colima están resguardadas por el INAH y se encuentran en la zona del Cerrito, sobre un basamento prehispánico.


CON 134 años de fundación, el Panteón Municipal de Colima alberga 66 Monumentos Históricos Inmuebles, así definidos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), 17 de los cuales se encuentran en el área del Cerrito, que en realidad es un basamento prehispánico. Algunos datan de los Siglos XVIII y XIX.

En 1884 fue puesto en uso el “Cementerio de Las Víboras”, en alusión al potrero donde se estableció, según el documento elaborado por el INAH, “Colima a través de sus monumentos históricos. La arquitectura funeraria del Siglo XIX en el Panteón Viejo”.

Ahí se indica que las tumbas del área del Cerrito tienen una gran manufactura y cuidado en sus detalles ornamentales en estuco, tallado en bajorrelieve, así como grabados que se pueden encontrar en lápidas, obeliscos, túmulos, en capillas funerarias con criptas y osarios.

“Las características de la arquitectura funeraria del Panteón Viejo, son un reflejo de los contenidos técnicos y estilísticos presentes en la morfología urbana de la época decimonónica de Colima”, refiere el documento, y agrega: “De influencia neoclásica y ecléctica, encontramos a escala individual, los elementos arquitectónicos que caracterizan una volumetría integrada a base de detalles ornamentales que le dan elegancia al monumento funerario”.

Además, de origen ecléctico con tendencia en el barroco gótico, así como elementos neoclásicos indigenistas, muchas veces combinadas o con interpretaciones, “conjugan una reinterpretación regionalizada, y representan la memoria viva de lo que significó la muerte en la sociedad colimense”.

Las tumbas de la sección antigua “son espacios que materializan una época histórica, en donde se realizaron rituales mortuorios vinculados con tradiciones ancestrales aún presentes en la sociedad actual”, precisa el estudio.

Algunas tumbas son horizontales, compuestas por plataforma, sarcófago y lápidas; otras, verticales con tumultos u obeliscos; unas combinadas con elementos verticales y horizontales, así como capillas funerarias, las cuales están de manera individual o en pares (tumbas gemelas); además de las majestuosas capillas funerarias, en las que sobresalen sus acabados y cruces sepulcrales, éstas últimas en herrería, mampostería e inclusive piedra, señala el documento elaborado por la arquitecta Dora Correa Fuentes, encargada de la sección de Monumentos Históricos del INAH Colima.

 

ÁREAS PROTEGIDAS

 

Cintia Polanco Isáis, arquitecta de la Sección de Monumentos Históricos del INAH, indica que en el panteón municipal hay 66 tumbas históricas del Siglo XIX. “Hay más antiguas que se rescataron del anterior cementerio que estaba por la Calzada Galván”.

El cementerio tiene una extensión de 15.5 hectáreas, y aproximadamente en una tercera parte hay áreas de restricción porque ahí se encuentran los Monumentos Históricos, los cuales no pueden ser alterados.

“El área del Cerrito es la más amplia, pero ahí hay 19 tumbas, las demás están regadas en la primera y segunda sección del panteón”, explica.

Las partes restringidas abarcan una zona de la entrada principal y el panteón viejo, que incluye la parte conocida como el Cerrito, en el cual, además de monumentos históricos, se encuentra un basamento piramidal, por lo que hay protección arqueológica.

En el panteón nuevo, que se encuentra en la entrada al camposanto, abarca la primera y segunda sección y la rotonda. En ese espacio hay tumbas, capillas y lápidas con retablos fechados en el Siglo XIX. “Aquí hay tumbas de mayor relevancia, unas las trajeron de Francia y aquí las armaron”, comenta Polanco Isáis.

Puntualiza que las estructuras están protegidas por la Ley Federal de Monumentos Históricos, por tanto no pueden sufrir modificaciones, solamente se les pueden hacer trabajos de restauración.

Por los daños causados por el sismo del 21 de enero de 2003, a través del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) y con recursos estatales, fueron restauradas todas las tumbas históricas. Ahora, están pintadas en azul y rojo, colores que se utilizaron originalmente.

La supervisión de la obra estuvo a cargo del arquitecto Fernando Macedo, quien tiene una Investigación de Maestría del Panteón Municipal, y por tener registrados todos los daños de las tumbas, ayudó mucho en el proceso de restauración. Desde entonces, no ha habido otro programa de mantenimiento de las tumbas.

 

BASAMENTO PREHISPÁNICO

 

El Cerrito es un basamento piramidal, no es un cerro natural; se encontró cuando realizaban la restauración, luego del sismo de 2003, ya que unas tumbas presentaban hundimientos. “Se hicieron pozos de excavación, y nos dimos cuenta que había lineamientos de piedras”, y los arqueólogos verificaron que había enterramientos prehispánicos, precisa Cintia Polanco.

En ese espacio hay muchos restos, por tanto no se puede liberar el área, de tal forma que quedó restringida, con protección arqueológica, “y a nosotros nos sirve porque ahí están las tumbas históricas”.

Enfatiza que en el sitio no se pueden hacer tumbas nuevas ni modificar las existentes, y por el basamento prehispánico no pueden hacer excavaciones porque se destruirían los vestigios que se encuentran en el subsuelo.

 

FALTA DE MANTENIIMIENTO

 

Polanco Isáis refiere que el principal problema del panteón es la falta de mantenimiento, tanto del espacio como de las tumbas.

Recuerda que se presentaba el problema de falta de sucesores de las tumbas históricas, pero tras la rehabilitación, 18 personas acreditaron que ahí estaban sus familiares, unos se hicieron cargo del mantenimiento, pero muchos no lo hicieron.

Considera que falta personal en el camposanto, pues los enterradores se encargan también de la limpieza y tienen mucho trabajo, “a veces tienen hasta cuatro, cinco entierros al día”. Otro de los problemas es la saturación.

La tercera sección, que es el área más nueva, es muy irregular, comenta Polanco Isáis, pues “como se empezó a utilizar de emergencia, las calles no estuvieron bien trazadas y hay piedras (…) vas por la calle y encuentras tumbas a medio pasillo, y también se invadieron laterales, que son para área verde y circulación”.

 

REQUISITOS DE INTERVENCIÓN

 

Para intervenir una tumba en el panteón, se debe tener el visto bueno del INAH, pues dependiendo de la zona, hay restricciones. Se prohíbe, por ejemplo, la instalación de aluminio, “porque algunas capillas se estaban volviendo casas, tenían puertas, ventanas, una tenía aire acondicionado”, cuenta la especialista.

Tampoco se pueden colocar cristales, espejos, pintura fosforescentes ni invadir el área de lateral y de circulación, ni colocar recubrimientos cerámicos como vitropisos y azulejos.

No se pueden colocar cubiertas de lámina o similares, porque se las roban; tampoco construir capillas en el área del Cerrito ni en la zona inmediata, ni en la colindancia de tumbas catalogadas como Monumentos Históricos.

El INAH estableció lineamientos para la obra nueva: En las plataformas se puede poner recubrimiento natural o similar a piedra, mármol o ladrillo rojo; se permiten retablos que tienen elemento vertical, y las medias capillas que son la cabecera pero con muros, para que queden abiertas.

Hay zona en donde sí se pueden hacer capillas, previa presentación de proyectos ante el INAH, donde hay diseños con tamaño y medida.

Todos estos requisitos van encaminados a mantener el orden y el equilibrio en el Panteón Municipal, que alberga Monumentos Históricos representativos.

Elena DEL TORO



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