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Mercado Constitución, historia y tradición



Domingo 22 de Septiembre de 2019 12:00 am

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DESDE hace más de 112 años, el Mercado Constitución ha sido un punto de referencia comercial. Primero estuvo en la calle, luego en el edificio que seguía la moda arquitectónica de Gustave Eiffel, después regresó a la vialidad y finalmente en el actual inmueble que en donde tiene aproximadamente 50 años.
En este mercado los locatarios continúan la tradición heredada por sus padres, como el señor Francisco Fuentes, conocido entre los locatarios como Don José, que aunque tiene 94 años de edad, sigue atendiendo su local en donde vende abarrotes y cereales.
Recorrer el Mercado Constitución es adentrarse en las tradiciones, pues ahí venden ollas y cazuelas de barro, productos de jarciería, escobas de palma, ponche, sal de Cuyu-tlán, maíz, frutas, verduras, piñatas, tortillas hechas a mano, pan y bolillo, así como ropa, carne, mariscos, y cosméticos. Hay loncherías y fondas con comidas caseras.
El mercado es un espacio limpio en donde los locatarios se esmeran por atraer a los clientes, cuidando la presentación de sus locales y dando un trato amable. También son muy devotos a la Virgen de Guadalupe, teniendo un altar lleno de flores y veladoras.
El mercado se encuentra atrás del Auditorio Miguel de la Madrid, entre las calles Abasolo y Reforma, en el centro de la ciudad.


LA HISTORIA
En la madrugada del 6 de marzo de 1900, un incendio consumió el mercado de la ciudad, que se ubicaba en la Plazuela del Mercado o del Comercio, en donde está actualmente el Jardín Torres Quintero. Aunque los locatarios lo volvieron a levantar, años después, el gobernador Enrique O. de la Madrid retomó la propuesta de construir un mercado más moderno, que se construyó tres cuadras al sur del Palacio de Gobierno. La edificación siguió la moda arquitectónica de Gustave Eiffel, constructor de la torre que lleva su nombre en París.
A mediados de 1907, se mudaron los locatarios al mercado De la Madrid, que se inauguró el 17 de julio, y que no duró más de 10 años con ese nombre, ya que el movimiento revolucionario obligó a que se le rebautizará como Mercado Constitución, aunque la gente para distinguirlo de los demás simplemente le llamaba “El Mercado Grande”.
En la primera mitad del Siglo 20, la vida comercial de la ciudad de Colima no sufrió grandes cambios, pues en 1948 los mercados seguían siendo muy típicos. Sin embargo, al iniciar 1965, se expulsó a los locatarios del Mercado Constitución a la calle Abasolo para aprovechar el gran espacio techado del edificio para construir en él la primera Central Camionera de la entidad.


CASI UN SIGLO EN EL MERCADO
Francisco Fuentes, conocido como Don José, tiene 94 años de edad, y durante toda su vida ha vendido en el mercado, “soy de familia de mercado, soy el más grande de aquí”. Su mamá Ángela Martínez lo llevaba mientras ella se dedica a atender el local.
Don José narra que anteriormente el mercado estaba en donde hoy es el Auditorio Miguel de la Madrid, “ahí había muchos puestos”, luego los quitaron del lugar y los mandaron a la calle Abasolo durante 6 años. “La cuadra está grande y ahí cupimos todos, por un lado y por el otro”.
En el gobierno de Pablo Silva se construyó el mercado, y “aquí ya tenemos 49 años”, recuerda que antes había buenas ventas, pero ahora ya está más solo, ya que les afecta las tiendas y bodegas que se encuentran afuera del establecimiento.
“Primero un comerciante se puso a vender productos debajo de los árboles, pero luego llegaron más y más, llenando de bodegas y dejando solo el mercado. Afuera hay cereales y verduras, y ya la gente a qué entra al mercado”, lamenta.
Don José continúa atendiendo su local, en donde vende productos de abarrotes, cereales, frutas y verduras.


HERENCIA COMERCIAL
Entre los productos de alfarería y jarciería, Gloria Carrillo Ramos refiere que tiene 30 años vendiendo en el mercado, tiempo que tiene de casada con Antonio Contreras Tapia, pero él ha estado aquí desde hace más de 50 años.
Es un negocio familiar, que lo empezó la hermana mayor de su esposo, “a él lo traían de chiquito a laborar con ella, y ha quedado de generación en generación”, pues ahora su hija Ana Isabel Contreras Carrillo, es la tercera generación.
Los productos que vende son locales y de la región. Los artículos de barro son de fuera y otros hechos en la colonia El Tivolí, en donde elaboran ollas, cazuelas, tinajas y cantaritos, “que está muy de moda”.
De todo se vende en su local, como las ollas de barro, porque todavía muchas familias cocinan de manera tradicional el mole, arroz, birria, tatemado y frijoles. Indica que sigue siendo una tradición acudir al mercado, “es típico y familiar”, aunque cuando llegaron las tiendas grandes las personas dejaron de acudir al mercado, pero regresaron “cuando compararon calidad, esto es lo tradicional y nosotros como locatarios tenemos trato personal con la clientela”.
En tanto, Elvira Partida Haro, tiene aproximadamente 35 años vendiendo en el mercado junto con su esposo Narciso Torres Carrillo. Primero abrieron una carnicería que mantuvieron durante 25 años, y luego en el local en donde actualmente venden café, avena y gorditas.
Considera que la gente sigue acudiendo al mercado, pero más cuando estaban en lo que fue la Central Camionera, ya que hace aproximadamente 12 años remodelaron el Mercado y se pasaron al Auditorio por unos meses, pero al final estuvieron 3 años, luego se cambiaron nuevamente al actual edificio. 
“Ahorita está más solo porque hay mucha competencia con las tiendas grandes”, pero refiere que está mejor ir al mercado porque los productos son naturales y frescos, y ofrecen una atención personalizada.
Las temporadas de mayor afluencia son los periodos vacacionales, y en los puentes. Sobre las remodelaciones hechas al edificio, indica que se ve mucho mejor, pero antes su local no se goteaba y ahora sí, porque en la parte de arriba hicieron un baño y “cada vez que llueve gotea, ya han arreglado varias veces y sigue la falla”.


LA TRADICIÓN DE VENDER PAN
Adriana Madrid Pérez de León tiene aproximadamente 32 años como locataria, pero la generación viene de su abuelo J. Jesús de León Vizcarra, quien estuvo en “El Mercado Grande”, vendiendo pan, pues tenía panadería en su casa.
Luego siguieron sus hijas Margarita y Rosa, y después la mamá de Adriana, María del Carmen Pérez de León Santos. Actualmente, siguen en el local doña Adriana y su hija vendiendo pan y bolillo, ahora ya no lo elaboran, sino que lo compran.
“Son generaciones que vamos de la mano, que nos ha gustado el comercio y estar atendiendo el cliente. Es un mercado de mucha historia, de mucha raíz de nuestros antepasados”.
La secretaria general del Mercado Constitución indica que para atraer a más clientes han hecho mejoras, como habilitar espacios de estacionamiento para motocicletas y bicicletas, y un parquímetro de dos cajones para taxis. Aunque algunos locatarios no estuvieron conformes porque se les quitó un espacio para estacionar sus vehículos, refiere que son para atraer a más clientes. También tienen estacionamiento a un lado del Auditorio Miguel de la Madrid, que gozan de una hora gratis quienes consuman en el mercado.
Refiere que la gente sigue acudiendo al mercado, pero hay días en los cuales hay mayor afluencia, como el pasado fin de semana por el puente por la Independencia de México, “hubo mucha gente. Nos favorece mucho que se hagan eventos en el centro como el desfile”.
También el viernes pasado estuvo de visita el chef Germán Oliva, quien vio la elaboración de las tortillas y tostadas, recorrió las loncherías y cocinas. “Él mismo dice que tenemos unas instalaciones muy bonitas, limpias, agradables, nosotros nos sentimos halagados”.
Los locatarios están unidos para mejorar el edificio. Trabajan de 6 de la mañana a las 6 de la tarde, de lunes a sábado y domingos de 6 de la mañana a 3 de la tarde. “Tenemos que apoyarnos para darle mejor servicio a nuestros clientes y así seguir manteniendo a las familias”.
Añade que del trabajo de locatarios han sacado hijos profesionistas, ella tiene dos hijas licenciadas en Derecho, mientras otros compañeros tienen médicos y veterinarios, y algunos que les ha gustado estar en el mercado siguiendo la tradición.
Los locatarios invitaron a los ciudadanos a que acudan al Mercado Constitución, en donde encontrarán de todo porque hay productos para el hogar, carne, frutas, verduras, cosméticos, ropa, artesanías, juguetes, artículos de ferretería, panadería, comidas y mucho más.




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